CAP. V: Se explica la herejía de Nestorio.

Debemos tratar ahora la controversia con los nestorianos, que es la tercera parte de la disputa propuesta. Debe saberse, por tanto, que CERINTO en su tiempo separó a Jesús de Cristo, y quiso que Jesús fuera un hombre puro, nacido de María y José; mientras que Cristo era el Hijo de Dios, quien finalmente descendió sobre Jesús en forma de paloma en el momento de su bautismo, como refiere Ireneo en el libro 1, capítulo 25. Esta herejía fue reavivada más tarde por algunos pelagianos, quienes, como escribe CASSIANO en los libros 1 y 6 sobre la encarnación, enseñaron que un hombre puro había nacido de María, y que por sus propios méritos, a los treinta años, se convirtió en Cristo, y que después de su pasión, también por sus propios méritos, se convirtió en Dios, y que de la misma manera otros hombres podían vivir bien por sus propias fuerzas y alcanzar la bienaventuranza como lo hizo Cristo.

Poco después, NESTORIO, patriarca de Constantinopla, comenzó a enseñar la misma herejía, junto con ANASTASIO, su presbítero, y también TEODORO, obispo de Mopsuestia, y algunos otros. Enseñaron que la Santísima Virgen dio a luz a un hombre puro, quien no solo tenía naturaleza humana, sino también persona humana, y que, por lo tanto, la Santísima María no era madre de Dios, sino madre de Cristo; y que el nacimiento, la pasión, la resurrección y la ascensión de Cristo debían atribuirse solo al hombre.

Añadían, además, que el Hijo de Dios se unió posteriormente al Hijo del Hombre de muchas maneras, no comunicando sustancialmente la hipóstasis, sino accidentalmente. PRIMERO, según la habitación, porque el Verbo habitó en el hombre Cristo, como en su templo, de acuerdo con lo dicho en Juan 2: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré.” Y por eso decían que en Isaías capítulo 7 está escrito con cuidado: “Su nombre será llamado Emmanuel,” es decir, no será llamado Dios, sino Dios con nosotros, es decir, Dios habitando en nosotros, según lo dicho en Juan 1: “Y habitó entre nosotros.” SEGUNDO, por la unión de voluntad y amor, porque ese Hijo del Hombre estaba siempre unido a la voluntad de Dios. Teodoro añadía una similitud, que se refiere en el V Concilio, canon 12. Así como el hombre y la mujer son dos personas y, sin embargo, se dice que son una sola carne en las Escrituras por el vínculo conyugal, de igual manera el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre son dos personas, pero pueden decirse ser un solo Cristo debido a la unión espiritual. TERCERO, según la operación, porque Cristo hombre era el instrumento que el Verbo utilizaba en aquellas obras admirables que fueron hechas por Cristo. CUARTO, según la participación, porque el Verbo le otorgó a ese hombre su nombre y dignidad, para que se le llamara Dios y Hijo de Dios, y fuera adorado por todas las criaturas, no por sí mismo, sino por aquel de quien fue asumido: del mismo modo en que las imágenes de los Santos a veces reciben sus nombres y son honradas y adoradas por ellos.

Que esta fue la herejía de Nestorio se puede entender a partir de la exposición de fe que él mismo publicó, y que se encuentra ahora en el último tomo de las obras de Cirilo. También de la historia de Evagrio, libro 1, capítulo 2 y siguientes, donde en el capítulo 7 Evagrio relata que Nestorio murió miserablemente, con su lengua completamente corroída por los gusanos. Asimismo, en el breviario de Liberato, capítulo 4. Finalmente, en Teodoreto, libro 4, sobre las fábulas heréticas, casi al final, y en la refutación de los 12 anatemas de San Cirilo. De hecho, Teodoreto escribió inicialmente en defensa de Nestorio contra San Cirilo, y por eso sus escritos fueron anatematizados en el V Concilio, capítulo 12. Sin embargo, más tarde recapacitó y se reconcilió con la Iglesia en el Concilio de Calcedonia, acto 8, y por eso incluyó a Nestorio entre los herejes en su libro 4 sobre las fábulas heréticas.

Lutero y Calvino favorecen no de manera oscura a esta herejía, al menos en su forma de hablar. Pues Lutero, en su sermón sobre la Navidad del Señor, dice: "Algunos ignorantes hacen que Cristo sea omnipotente como hombre." Sin embargo, el propio Lutero enseñó a menudo lo contrario, por lo que, en mi opinión, parece haber sido más eutiquiano que nestoriano. Así lo vio y lo anotó Beza; pues al final de su libro contra las tesis de Jacobo Andrés, cita esta sentencia de Lutero, y añade que los pecados de Alemania y de todo el mundo hicieron que Lutero no perseverara en esa confesión.

Calvino, en su libro 1 de las Instituciones, capítulo 13, § 9, hablando sobre Cristo, dice así: "Aún no me refiero a la persona del mediador." Y en § 23: "Respondo," dice, "que es Hijo de Dios, porque fue generado por el Padre antes de los siglos. Pues aún no hablamos de la persona del mediador." Y en § 24: "Porque desde que Cristo se manifestó en la carne, se le llama Hijo de Dios, no solo en cuanto fue generado por el Padre antes de los siglos como Verbo eterno, sino porque asumió la persona y el oficio de mediador." Donde Calvino parece distinguir constantemente dos personas en Cristo: una del Hijo de Dios y otra del mediador. Y no parece poder excusarse, como si con el nombre de persona del mediador no se refiriera a la sustancia, sino a la cualidad, del mismo modo en que solemos decir que alguien ha asumido la persona de juez o abogado. Pues en ese mismo § 6 dice: "Llamo persona a la subsistencia." Y en todo ese capítulo usa el término persona para designar la sustancia incomunicable. Por tanto, no puede excusarse al menos de una equivocación viciosa. Claramente, además, esta herejía es favorecida por BRENTIO en su libro sobre la Majestad del hombre Cristo, donde repite frecuentemente que el Hijo de Dios está en el Hijo de María; y por SMIDELINO en las tesis, como lo hemos señalado antes.

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