Epístola 32: R32: Hildegard von Rupertsberg a Hermann von Arbon

Respuesta de Hildegarda.

La luz más justa dice: Oh hombre, reprende tu mente que perfora el consejo de los antiguos prelados, a quienes no tocó la mente ventosa de vanidades. ¿Cuál es tu estimación, que no te avergüenzas de caminar en las tinieblas por el sabor de tu obra? Pues la revelación de aquel para quien nada está oculto muestra a través del ojo viviente que el arco del celo de Dios amenaza la temeridad de los hombres. ¿Por qué no ves dónde está el mamón de la iniquidad, en el que te excusas? Muchos obreros vienen en sus causas y buscan el camino estrecho y angosto; pero tú mueves tus labios con grandilocuentes soplos de las costumbres de tu corazón, y los llevas a la indignación. Por lo tanto, dirígete de las tinieblas a los caminos rectos e ilumina el sentido de tu corazón, para que el Padre de todos no te diga: ¿Por qué subes la columna por la necedad, la cual no hiciste? Pues el día se oscurece para aquel que no trabaja en los caminos del camino recto, de lo cual debes precaver. Levántate entonces rápidamente y camina por los caminos rectos antes de que el sol se ponga para ti y antes de que tus días se acaben.