De la Purificación de María y de la Circuncisión de Cristo

¿Qué entendemos cuando decimos que María se purificó? ¿Y qué cuando decimos que se circuncidó a Cristo? A la verdad, ni Ella tuvo necesidad de la purificación ni Él de la circuncisión. Por nosotros, pues, se circuncida Éste y Ella se purifica. Nos dan ejemplo a los que hacemos penitencia para que, absteniéndonos de los vicios, primero nos circuncidemos por la continencia, después nos purifiquemos por la penitencia de los pecados cometidos. ¿Qué significa que María lleva a Jesús en el seno; San José, en los

hombros al ir y volver de Egipto; Simeón en los brazos? Representan a los tres órdenes de elegidos: María, a los predicadores; San José, a los penitentes; Simeón, a los buenos operadores. El que evangeliza a otros lleva a Jesús como en el seno para darle a luz a otros o, más bien, en otros. De éstos era el bienaventurado San Pablo, quien decía: Hijitos míos, a los que de nuevo doy a luz hasta que se forme Cristo en vosotros. Quienes por causa de Cristo se ven colmados de trabajos, quienes padecen persecución, quienes no hacen a nadie ningún mal, mas sufren con paciencia los que se infieren a ellos, con razón llevan a Cristo en los hombros. A éstos dice la misma Verdad: Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, etc. Quien da pan al hambriento, bebida al sediento y obra con los necesitados las demás prácticas de caridad, ¿no lleva a Cristo en sus brazos? A éstos les dirá en el juicio el Señor: Cuando hicisteis esto a uno de mis pequeñuelos, a mí me lo hicisteis.