CUESTIÓN I
Si la ciencia de Cristo en cuanto es el Verbo, se extiende en acto a infinitas cosas
Se pregunta si la ciencia de Cristo, en cuanto es el Verbo, se extiende en acto a infinitas cosas.
Argumentos a favor:
La autoridad de Agustín, La Ciudad de Dios, XII, 18: "La infinitud del número, aunque no hay ningún número que exprese el número infinito, no es incomprensible para aquel cuya inteligencia no tiene número".
El mismo, La Ciudad de Dios, XI, 10, hablando de la sabiduría de Dios, dice así: "No hay muchas, sino una sola Sabiduría, y en ella hay infinitas cosas y tesoros infinitos de cosas inteligibles, que para ella son finitos", etc.
La razón. Cuanto más simple es una sustancia tanto más capaz es de conocer más cosas; luego la sustancia que es infinitamente más simple que cualquier sustancia creada, conoce infinitamente más cosas que cualquier criatura; luego, etc.
Dios comprende en acto no sólo su propia esencia, sino también su propio poder; pero Dios puede infinitas cosas; por consiguiente, si conoce en acto todo su poder, comprende en acto infinitas cosas; en consecuencia, etc.
Es señal de nobleza en la criatura conocer muchas cosas, y de mayor nobleza saber todavía más cosas; luego la ciencia que es de infinita nobleza se extiende a infinitas cosas; luego, etc.
Dios conoce más cosas que puede, pues conoce los males de la culpa, que no puede hacer; mas puede infinitas cosas; por tanto
conoce infinitas cosas y más. El que conoce el punto según su sustancia y virtualidad, lo conoce no sólo en sí, sino también lo que puede salir de él. Ahora bien, de un punto pueden salir infinitas líneas; luego, si en cada línea hay infinitos puntos, y de cada punto pueden salir infinitas líneas, de la misma forma Dios comprende el poder de toda criatura; luego, no sólo sabe infinitas cosas, sino también infinitas cosas multiplicadas por infinitas.
Todo lo que el entendimiento humano entiende en potencia o tiene en potencia, el entendimiento divino lo tiene en acto y más, porque el ser creado no se puede igualar al ser increado ni en acto ni en potencia.
Es así que el entendimiento posible humano está abierto a infinitas cosas, porque nunca sabe tantas cosas que no pueda saber más; luego, si el entendimiento divino está abierto en acto a más cosas que el entendimiento humano, se extiende en acto a más que infinitas cosas.
Por reducción a lo imposible, porque, si Dios sólo conociera cosas finitas, se podría pensar algo mayor que la ciencia divina, puesto que se puede pensar algo mayor que todo ser finito. Pero esto no puede ser; por consiguiente, etc.
Si Dios supiera cosas finitas, podría saber más cosas o no. Si no, su ciencia sería limitada; si sí, el que puede saber algo que no sabe, puede aprender; y eso es impío decirlo de Dios; luego, etc.
Si supiera solamente las cosas que existen, y no las cosas que pueden hacerse, como el artífice creado conoce muchas cosas que puede hacer y no hará nunca, el hombre sabía algo que se ocultaría a Dios. Mas esto es falso e imposible; por tanto, etc.
Argumentos en contra:
1 Todo lo que se conoce es verdadero, todo lo verdadero es un ente; luego, si las cosas que se conocen son infinitas, los entes son infinitos. Pero la consecuencia es imposible; por consiguiente, también lo es el antecedente.
Dios juzga todas las cosas que conoce. Pero todas las cosas que juzga son tales y tantas como Él juzga; y todas las cosas que juzga las toma como finitas; por consiguiente, todas las cosas que conoce son finitas. Si tú dices que no es consecuente [afirmar]: porque es finito para Dios, es finito, contesto: cada cosa es en sí tal cual es en el juicio de la verdad; luego, si algo es finito para Dios, es necesario que sea finito absolutamente
Todo ser infinito es irrebasable tanto por el ser infinito como por el ser finito, porque cualquiera que lo rebasara le pondría límite, y entonces sería finito. Mas el entendimiento divino comprende y rebasa todo lo que conoce; por tanto, si el ser infinito es irrebasable, el ser infinito no puede ser conocido.
Todas las cosas que Dios conoce, las conoce distintamente. Ahora bien, todo lo que conoce distintamente lo cuenta; y todo lo que es contado, es medido, y todo lo que es así es finito; luego todo lo que conoce Dios es finito.
Todo número es par o es impar; luego todo lo que es contado por Dios es contado con número par o con número impar. Pero, todo número par es divisible en dos iguales, y de la misma manera es divisible todo número impar si le restamos uno; y todo número así es finito; por consiguiente, si Dios cuenta todo lo que sabe, es necesario que lo cuente con número finito; en consecuencia, las cosas [que Dios sabe] son finitas; luego, etc.
Todas las cosas que conoce Dios, las conoce ordenadamente. Ahora bien, dondequiera que hay orden, hay razón de un primero y de un último, que es razón de finito; luego, si dondequiera que hay razón de orden hay razón de finitud y Dios no conoce nada sin orden, porque no conoce nada desordenadamente, es imposible que Dios conozca infinitas cosas .
Si Dios sabe infinitas cosas, éstas son infinitas para Él o para nosotros o en sí mismas. Si son infinitas para nosotros, no es decir ninguna gran cosa, porque son finitas en sentido absoluto. ¿Y si son infinitas para Él? Todas las cosas que son infinitas para alguien no
son conocibles por él ni él las comprende; luego, si Dios sabe infinitas cosas, no las comprende. ¿Y si son infinitas en sí mismas? Una cosa distinta de Dios, por el mismo hecho de ser distinta, es criatura, y por el mismo hecho de ser criatura, es limitada; luego saber cosas infinitas distintas de Dios, es lo mismo que saber cosas infinitas finitas, lo cual es falso e ininteligible, porque implica contradicción.
Si Dios sabe infinitas cosas, o son infinitas en su causa o en su género propio. Si son infinitas en su causa, todo lo que es en su causa, es uno; luego todas las cosas que conoce como en su causa las conoce como una sola; no como infinitas. Si son infinitas en acto y en su género propio, ser infinitas en acto y en su género propio es falso e imposible; por tanto, es falso e imposible que Dios conozca infinitas cosas.
Llamemos A a todo lo que puede ser conocido por Dios.
Entonces pregunto: A o es Dios o algo distinto de Dios. Si es Dios, lo sabido por Dios es Dios; luego un asno es Dios. Si es algo distinto de Dios, todo lo que es así es finito en acto; luego A es finito en acto, y A nombra todas las cosas que se pueden conocer; por consiguiente, todas las cosas que se pueden saber son finitas; luego, etc.
A o es igual que Dios o es menor o es mayor. Si es menor que Dios, es finita. Si es igual o mayor, es Dios. Mas, si Dios sabe infinitas cosas, Dios no conoce sino a Dios, y si no conoce sino a Dios, no sabe infinitas cosas; por tanto, si conoce infinitas cosas, no conoce infinitas cosas.
Como en Dios hay poder de hacer y poder de conocer, y ambos son infinitos, y el poder de hacer siempre hace cosas finitas, parece que el poder de conocer siempre conoce cosas finitas en acto; y si no ¿por qué no? Esto es preguntar: Si hay en Dios querer, saber y hacer, y el querer y el hacer no se extienden a infinitas cosas, ¿cómo el saber se podrá extender a infinitas cosas, siendo así que el medio no sobrepasa los extremos? .
Conclusión
Dios con la ciencia de simple inteligencia sabe y comprende infinitas cosas
Respondo:
Para entender lo dicho anteriormente hay que notar que, según los doctores antiguos, nos vemos forzados a admitir que Dios conoce infinitas cosas, puesto que el profeta David dice en el Salmo [146,5]: “Grande es nuestro Señor y grande su poder y su sabiduría no tiene número”. Y Agustín no sólo afirma esto, sino que también lo prueba en La Ciudad de Dios, XII 18, donde dice: "Por tanto en lo que dicen algunos, a saber los filósofos, que ni la ciencia de Dios puede comprender infinitas cosas, les falta atreverse a decir y hundirse en este remolino de impiedad, que Dios no conoce todos los números. Pues es certísimo que son infinitos, ya que en cualquier número que pienses poner fin, éste mismo no digo que puede ser aumentado añadiéndole una unidad, sino también que, por grande que sea y por enorme cantidad que contenga, por la misma razón y ciencia de los números puede no sólo duplicarse, sino también multiplicarse. Y de tal manera está cada número determinado por sus propiedades que ninguno puede ser igual a ningún otro. En consecuencia son desiguales y diversos entre sí, y cada uno en particular es finito y todos juntos son infinitos. De esta manera ¿acaso no conoce Dios todos los números a causa de su infinitud y la ciencia de Dios llega hasta cierta suma de números e ignora los demás? ¿Quién diría esto por loco que estuviera?"
Y poco más abajo: "Así, pues, aunque no hay ningún número que exprese infinitos números, sin embargo la infinitud del número no es incomprensible para aquel cuya
«inteligencia no tiene número” [Sal 146,5]. Por lo cual, si todo lo que es comprendido por la ciencia es delimitado por la comprensión del que lo conoce, ciertamente también toda infinitud es de un modo inefable finita para Dios, ya que no es incomprensible para su ciencia. Por lo cual si la infinitud de los números no puede ser
infinita para la ciencia de Dios, la cual la abarca, ¿quiénes en fin somos nosotros, hombrecillos, para que presumamos fijar límite a su ciencia?"
En consecuencia éstos [los números], como testigos segurísimos, nos fuerzan a decir o admitir que Dios conoce infinitas cosas.
Y el sentido de esta tesis es señalado por los doctores más recientes, que han afirmado que hay tres clases de conocimiento divino, no por la diversidad de la ciencia divina en sí, sino en la connotación. En efecto, hay en Dios conocimiento de aprobación, de visión y de inteligencia.
El conocimiento de aprobación es sólo de las cosas buenas y finitas. El conocimiento de visión es de las cosas malas y buenas, pero finitas, porque concierne al tiempo, pues se refiere solamente a las cosas que han sido, son o van a ser.
Y el conocimiento de inteligencia es de las cosas infinitas, porque Dios entiende no sólo las cosas que van a ser, sino también las posibles, y las posibles para Dios no son finitas, sino infinitas.
Y la razón de esta tesis, es decir, de que admitamos que Dios conoce infinitas cosas y o quiere o dispone no hacerlas, es que el saber de Dios en su tercera acepción es un acto intrínseco de Dios. Y lo l amo intrínseco no sólo porque es intrínseco en su origen, sino también porque es intrínseco en su finalidad e intrínseco en su medio e intrínseco en su modo.
Digo que es intrínseco en su finalidad, porque la mirada de Dios al conocer no salta fuera de sí, sino que conoce toda verdad mirándose a sí mismo como verdad. Intrínseco en su medio, porque Dios conoce todo lo que conoce por las razones eternas que son idénticas a Él. Intrínseco en su modo, porque el saber de Dios prescinde no sólo de la razón de causa actual, sino también de la razón de causa en absoluto, Pues conoce las cosas malas, de las cuales no es causa; conoce también las cosas futuras, que no está
haciendo todavía; conoce también las cosas posibles, que no hará nunca.
Y por eso, porque el mismo saber de Dios no mezcla ni connota algo actual externo, por eso significa un acto a manera de hábito, un acto, digo, igualado a la potencia misma—pues Dios sabe todo que puede saber—; significa también un acto no limitado en nada ni en cuanto a sí ni en cuanto a lo que connota, y, por I o mismo, universal en cuanto a los lugares, en cuanto a los tiempos y en cuanto a los objetos. Pues lo que supo en un sitio, lo conoce en todas partes; y lo que sabe una vez, lo sabe siempre; y lo mismo que conoce una cosa, conoce también todas las cosas que se pueden saber. De ahí que, puesto que las cosas que se pueden conocer no son tan sólo los seres en acto, sino también los seres en potencia, no siendo inconveniente admitir infinitas cosas en potencia, tampoco es inconveniente admitir infinitas cosas que Dios conoce en acto.- Y por esto está clara la respuesta a la cuestión y a las objeciones.
(Solución de las objeciones]
A la objeción: Todo lo que se conoce es verdadero, etc., hay que decir que hay dos clases de ciencia, la que causa las cosas y la que es causada por las cosas. Lo sabido por la ciencia causada por las cosas es verdadero en sí y en su efecto; en cambio, lo sabido por la ciencia que causa las cosas es verdadero en causa y en potencia, y esta verdad no lleva consigo un ente en acto, sino un ente en la potencia de la causa; y por eso de esto no se sigue que, si Dios sabe infinitas cosas, los entes son infinitos, sino que para Dios son posibles infinitas cosas.
A la objeción: Dios juzga todas las cosas que conoce, etc., hay que decir que Dios, al conocer infinitas cosas, juzga que estas cosas son infinitas absolutamente, pero finitas para Él, y esto no es ilógico. Pues de la misma manera que no se sigue que, si algo es infinito para un ser finito, es infinito absolutamente, así tampoco se sigue que, si algo es finito para el ser infinito, es finito absolutamente; y esto es lo que dice Agustín en el texto citado.
A la objeción: Todo ser infinito es irrebasable, etc., hay que decir que rebasable se puede decir en dos sentidos: primero, de un modo discursivo que va de un extremo al otro, y en este sentido la objeción es verdadera, y así la entiende el Filósofo en el libro VI de la Física; segundo, por una mirada de conjunto universal y plena de lo que es conocido por la inteligencia; y de esta manera el ser infinito, al no ser incomprensible para el ser infinito, no es irrebasable para él, sino sólo para un ser finito.
A la objeción: Todas las cosas que sabe y conoce Dios las conoce distintamente, etc., hay que decir que esa consecuencia falla en: todas las cosas que distingue las cuenta, porque distinguir es más que contar.- O di que todas las cosas que distingue las cuenta con número finito o infinito; pero entonces no se sigue que las mide, porque la medida se refiere sólo al número finito.
A la objeción: Si Dios cuenta, cuenta con número par o con número impar, etc., hay que decir que esa consecuencia es falsa, porque el número infinito abarca el número par y el impar. De ahí que, lo mismo que es falsa la siguiente consecuencia: El hombre y el asno son animales, luego los dos son racionales o irracionales, así también es falsa la consecuencia anterior.
A la objeción: Todas las cosas que conoce Dios, las conoce ordenadamente, etc., hay que decir que el conocimiento de Dios dice relación al sujeto que conoce y al objeto conocido.
En relación con el sujeto que conoce, todo lo que conoce lo conoce simultáneamente, lo mismo que dice simultáneamente y una sola vez todo lo que dice; en cambio, en relación con el objeto conocido digo que conoce ordenadamente; pero lo mismo que el objeto conocido por Dios no es sólo presente, sino también futuro y posible, así también aquel orden no es sólo orden actual, sino también potencial, porque no conoce las cosas ordenadamente sólo en el orden que Él ha hecho, sino también en el orden que Él puede hacer.- Por consiguiente lo que dice [la objeción]
que todo orden tiene primero y último, es verdad del orden actual, no del orden potencial, como se ve claro en los números, que son infinitos, y sin embargo son ordenados; pues tienen el orden posible y también infinitud.
A la objeción: O sabe infinitas cosas para nosotros, etc., hay que decir que sabe infinitas cosas en sí, no ciertamente infinitas en acto, pero sí en potencia; más las cosas que existen en potencia son conocidas por Dios en acto. De aquí que la infinitud potencial en las cosas conocidas es suficiente para la infinitud actual de la comprensión divina; por tanto, lo mismo que la infinitud en potencia no repugna a la finitud en acto de la criatura, así tampoco la infinitud en acto del conocimiento divino repugna a la finitud de la criatura.
A la objeción: O sabe infinitas cosas en su causa, etc., hay que decir que [lo son] de las dos maneras.- Y si objetas que en causa son una sola cosa, no vale, porque, aunque el arte y la potencia sean una sola, sin embargo son muchas las razones de las cosas que se deben conocer. Si objetas que las cosas son finitas en su género propio, eso es verdad con relación al ser que tienen; pero sin embargo, con relación al ser que pueden tener son infinitas al menos en potencia y, de esa manera, son conocidas por Dios como infinitas, porque, como hemos dicho muchas veces, las cosas que existen en potencia son conocidas por Dios en acto.
A la objeción: A o es Dios o algo distinto de Dios, hay que decir que lo conocido por Dios unas veces significa la misma razón de conocer, otras el objeto externo conocido. En el primer sentido es Dios, porque, como dice Anselmo en el Monologio, "la criatura en el Creador es la esencia creadora". En el segundo sentido es algo distinto de Dios, pero entonces no se sigue que sea infinito en acto, porque, para que las cosas conocidas por Dios en acto sean infinitas, no es necesario que sean infinitas en acto, sino que basta que sean infinitas en potencia en su género propio.
A la objeción: O A es igual a Dios, etc., hay que decir según la distinción antes dicha que en el primer sentido es lo mismo que Dios; en el segundo sentido es algo distinto de Dios, porque, aunque
tiene la infinitud en potencia, sin embargo no la tiene en acto, y Dios la tiene en acto.
A la última objeción, sobre el poder de hacer y de saber, y sobre el querer y el hacer, queda clara la respuesta a partir de la solución principal.