II. SOBRE LA EXPLICACIÓN DEL GÉNESIS EN PARTICULAR

DESCRIPCIÓN DEL CÓDICE.

El códice que contiene la Explicación publicada aquí se conserva en el Archivo de los Frailes Capuchinos de la Provincia Veneta entre las obras de San Lorenzo. Está encuadernado en pergamino, con dimensiones externas de 16 × 22 ½ cm y dimensiones internas descritas de 12 × 17 ½ cm. Consta de 270 hojas, no 269 como erróneamente numeró el coleccionista repitiendo el número 34. En la parte exterior de la encuadernación hay un sello impreso en color rojo con las inscripciones: «IHS», debajo: «Archiv. A.», debajo: «Colto: P – 6», debajo: «Busta – –», y finalmente: «Fascic. 1». En el dorso se encuentra una inscripción hecha a mano ajena: «Explicación en Génesis de San Lorenzo de Brindisi, escrita de su propia mano». Una inscripción similar también se encuentra en una ficha pegada en el margen superior de la primera hoja, también escrita a mano ajena: «Explicación en Génesis del Reverendísimo Padre Lorenzo de Brindisi, predicador Capuchino, escrita de su propia mano». El papel del códice es de color amarillo pálido. La escritura es a veces ancha, a veces gruesa, de modo que algunas hojas son difíciles de leer. Las adiciones se encuentran frecuentemente en los márgenes y al final, principalmente en los capítulos 1 y 2, añadidas por una mano que escribió el texto del códice.

AUTENTICIDAD DE LA OBRA.

Es indudable que la Explicación en Génesis, transmitida en el códice descrito, es una obra genuina de San Lorenzo escrita de su propia mano. En efecto, si comenzamos desde los criterios externos, ocupa el primer lugar entre las obras de San Lorenzo que se conservan como reliquias sagradas en el mismo archivo. Además, ha sido reconocida y revisada junto con otras obras genuinas por la Sagrada Congregación de Ritos. Finalmente, sin desestimar las inscripciones añadidas al códice, se recogen señales indudables de autenticidad a partir de los criterios internos.

El modo de escribir – me refiero a la metodología de abreviación, la omisión de la puntuación – así como el estilo, el carácter y el uso del lenguaje son propios de San Lorenzo, como se conocen de otras obras.

TIEMPO en que San Lorenzo compuso la Explicación

No podemos definirlo con certeza. Sin embargo, es probable que haya sido entre los años 1584-1590, precisamente durante el tiempo en que predicaba a los hebreos o cuando desempeñaba el cargo de Lector de Teología y Sagrada Escritura. De hecho, parece que después no tuvo tiempo para componer tales obras. Fue prefecto de las Provincias de Toscana, Venecia, Helvetia, Génova, y luego Comisario General en Colonia y Praga, enviado por Clemente VIII hasta el año 1599, poco después (1602) elevado al gobierno de toda la Orden, y finalmente Delegado Espiritual en la guerra contra los turcos y en casi todas las cortes de Europa ante príncipes, reyes, emperadores y Sumos Pontífices, consumido en continuas legaciones hasta su muerte.

Finalmente, parece que estas ocupaciones fueron la causa de que la obra no se completara.

PROPÓSITO DEL AUTOR.

Con qué intención y con qué fin San Lorenzo compuso y destinó a la impresión la Explicación puede esbozarse a partir de la índole de la obra que se describirá más adelante y de las circunstancias de la época. En ese tiempo, se sabe que la Sede Romana instigaba la conversión de los hebreos y que se dedicó mucho esfuerzo tanto por parte de otros como de San Lorenzo. En efecto, Gregorio XIII, el 29 de agosto de 1584, en la carta apostólica «Sancta Mater Ecclesia», ordenó a todos los prelados, incluso a los cardenales, encargados del cuidado de las almas, que, mediante hombres apostólicos dentro de los límites de su jurisdicción respectiva, procuraran que cada sábado se hicieran predicaciones a los hebreos, en lengua hebrea, en las que se demostrara la mesianidad de Jesús, explicando las Escrituras de acuerdo con las normas católicas.

Entonces, al oírse la fama de santidad y la admiración por la doctrina de San Lorenzo, le llamó a Roma, después de que en la predicación cuaresmal en Venecia en los años 1583-1584 fue elogiado con gran alabanza, para encomendarle la tarea de anunciar el Evangelio a los hebreos. Este oficio, confirmado por Clemente VIII, lo ejerció San Lorenzo en Roma y en otras ciudades italianas y extranjeras con gran admiración de todos, incluso de los propios hebreos.

Que, para también beneficiarse de su escrito, se le impulsó por celo apostólico a comentar los Libros Sagrados no cabe duda. Si alguien piensa que San Lorenzo, en su calidad de lector de la Sagrada Teología en la escuela, se dedicó a comentar los libros de las Escrituras, no lo negaremos, pero también es evidente que en la índole del comentario trabajó en la conversión de los judíos.

LA EXPLICACIÓN.

Entre las obras de San Lorenzo, la Explicación del Génesis ocupa un lugar propio, siendo un comentario estrictamente dicho. Así se desarrolla el contenido. Después de una breve introducción en la que alaba enormemente el estudio de las Escrituras, el Santo Autor trata extensamente en cuatro disertaciones preliminares sobre los tropes y esquemas de palabras y sentencias, así como sobre el múltiple sentido de las Escrituras.

Luego, tomando como punto de partida el verso primero del capítulo 1 del Génesis, establece dos disertaciones sobre la Creación del Mundo en el Tiempo y sobre los Principios de las Cosas, con cuestiones filosóficas. Tras finalizar los tratados introductorios, sigue el comentario en sí, abarcando la exégesis de 11 capítulos.

Al comentar el capítulo 1, además del texto de la Vulgata latina, también presenta el texto original hebreo y caldeo (es decir, la primera Paráfrasis caldea), a veces el Targum de Jerusalén (llamado la segunda Paráfrasis caldea) traducido al latín. En los otros capítulos, añade al texto de la Vulgata latina solo versiones latinas de los textos hebreos, caldeos y griegos, aunque en algunos casos incluye las palabras hebreas, caldeas y griegas cuando la interpretación del texto parecía depender de ellas. El Santo Autor traduce directamente del texto original al latín tanto el texto hebreo, caldeo y griego, como los Padres y filósofos griegos, sin recurrir a las versiones conocidas de la época.

San Lorenzo se concentra principalmente en encontrar el sentido literal. Por lo tanto, para alcanzar un sentido más verdadero y seguro, investiga con gran cuidado la etimología de las palabras hebreas. «Debe buscarse, dice, el fundamento más verdadero de la letra, para que la letra no se base en un fundamento falso». Luego presenta frecuentemente las opiniones de los antiguos rabinos, citando nombres, así como también las tradiciones hebreas, y después cita a los Padres Santos y exegetas católicos, para finalmente exponer su propia opinión, a menudo distinta de las de otros intérpretes, «dejando todo a juicio de los sabios». Cuando surge la ocasión tras la exposición de los versículos, añade disquisiciones teológicas o filosóficas.

FUENTES UTILIZADAS EN LA EXPLICACIÓN.

De lo que hemos dicho, se puede deducir qué autores consultó San Lorenzo al elaborar el comentario. Son, además de los antiguos rabinos, las colecciones rabínicas, haggádicas y talmúdicas de mayor autoridad entre los hebreos, y entre los católicos, en particular, Nicolás de Lira, Tostado; San Lorenzo usa frecuentemente el gran Léxico Hebreo de San Pagnini, llamado Tesoro de la Lengua Santa.

Finalmente, menciona con frecuencia las opiniones de muchos, aunque de manera implícita, diciendo: algunos dicen, nuestros compatriotas dicen, otros sostienen, etc.

En cuanto al texto hebreo y caldeo de los Libros y de los Rabinos, es probable que San Lorenzo haya utilizado la Biblia Rabínica Masorética, editada en Venecia en 1568, según los Hebreos 5328, bajo la dirección de Juan de Gara. Un ejemplar ahora conservado en la Biblioteca Marciana de Venecia y que hemos detectado con éxito lleva la inscripción: «Lugares de Venecia de los Frailes Capuchinos», siguiendo la misma guía con la que otros libros de las bibliotecas de los Capuchinos están marcados; por lo que parece haber sido sustraído después de la supresión de las Ordenes Religiosas en 1810.

Además, en esta edición se encuentran frecuentemente los Comentarios del Rabino Aben Ezra y del Rabino Salomón Iarchi, o simplemente RaScI, en el Pentateuco, a menudo citados por San Lorenzo. Nuestra opinión también parece confirmarse, ya que el texto caldeo de los Genesios y los Comentarios de Aben Ezra y Salomón citados por el Santo Autor concuerdan con esta edición mencionada, mientras que otras ediciones de Ario Montano y de la Universidad Complutense hechas en ese tiempo presentan algunas discrepancias. Finalmente, el año de la edición está muy cerca del tiempo en que San Lorenzo compuso su comentario.

IMPORTANCIA DE LA EXPLICACIÓN.

Dejando a los historiadores el juicio definitivo sobre el valor de esta Explicación, solo tocaremos lo antiguo. Se demuestra un conocimiento admirable de la lengua hebrea, así como una utilización precisa y autónoma de las fuentes, y una presentación bien fundamentada de las opiniones por parte del Autor; además, también se mezclan en las exposiciones disquisiciones teológicas y filosóficas con una notable solidez. Todo está expresado también, como es costumbre, en un lenguaje elegante y pulido.

Sin duda, si se hubiera publicado inmediatamente después de su finalización, los estudiosos de las Sagradas Escrituras de la época habrían obtenido una considerable utilidad. Aún más porque, además de lo habitual, las opiniones de los rabinos se presentan y ponderan fiel y amablemente. Por lo tanto, lamentamos, para terminar, que esta obra de San Lorenzo no esté completa, e incluso que algunas partes de la obra se hayan perdido.