III. SOBRE NUESTRA EDICIÓN DE LA EXPLICACIÓN DEL GÉNESIS DEL TEXTO PRESENTADO.

Con el mayor cuidado, como siempre, hemos procurado que el texto del códice se presente fielmente. Si han surgido errores manifiestos, estos han sido corregidos en el texto, con la lectura del códice presentada al final.

En cuanto a la disposición del material, no hemos encontrado dificultades, ya que todas las partes se encuentran en el códice en el orden correcto. Queremos llamar la atención del lector sobre una excepción. Se trata de una sección en la que el Autor habla sobre la composición del cuerpo humano. Esta sección está colocada al final del capítulo 5, en las páginas 224a–229a del códice, pero nosotros la hemos unido al verso 7 del capítulo 2: «Entonces formó el Señor Dios al hombre». Además, no pertenece a la serie del comentario. La mayor dificultad ha surgido por la falta de puntuación; hemos añadido la puntuación completa al texto por nuestra cuenta.

En cuanto a las palabras hebreas, que el Santo Autor suele dejar sin los puntos masoréticos, hemos procedido de la siguiente manera: hemos marcado todos los versículos del texto hebreo y caldeo (utilizando la edición hebraica de Kittel y la Biblia Rabínica Masorética mencionada anteriormente) cuando el texto hebreo estaba indicado, dejando las palabras esparcidas aquí y allá según aparecen en el códice. En cuanto a las palabras griegas, que el Santo Autor escribió sin acentos, siempre hemos utilizado la edición preparada por L. Van Ess. Para el texto latino de la Vulgata, usamos la nueva edición de las Sagradas Escrituras preparada por A. Gramatica. Finalmente, las palabras hebreas o griegas escritas con letras latinas por San Lorenzo, las hemos expresado en letras hebreas o griegas.

DE LAS NOTAS ADICIONALES.

Como es costumbre, hemos anotado al final los pasajes de las Sagradas Escrituras, Padres y otros autores que el Santo Autor generalmente omite. En la citación de los rabinos, hemos usado con gusto la Biblia Rabínica Masorética mencionada anteriormente, ya que el propio San Lorenzo la usó sin duda alguna. Citamos el Comentario del Pentateuco del Rabino Isaac Abrabanel, así como el Libro de las Raíces de David Kimchi (en las bibliotecas públicas de Padua y Venecia, no presentes, amablemente nos fue ofrecido por el Señor Adulpho Dr. Ottolenghi, Rabino mayor de la Comunidad Israelita de Venecia) de ediciones antiguas, la primera bajo el título התורה פירוש Phirusc Atorah, editada en Venecia bajo la dirección de Samuel Archivolti, por orden de Juan Bragadini, por Juan de Gara en el año 1579, según los Hebreos 5339; la segunda bajo el título השרשים ספר Sepher Asciarascim, editada en Venecia por Marco Antonio Justiniano en el año 1547, según los Hebreos 5309.

Por comodidad, hemos añadido un resumen de los temas tratados en el texto mediante notas marginales y, además del índice sintético-analítico, hemos elaborado también un índice alfabético de nombres y temas notables que se encuentran en este volumen. Además, hemos considerado necesario abstenernos de cualquier comentario sobre las opiniones del Santo Autor, tanto filosóficas como teológicas y bíblicas, para no parecer que comentamos el Comentario. Sin embargo, este propósito no ha impedido que añadamos algunas notas ilustrativas para aclarar la opinión del Santo Autor, ni que expliquemos algunos textos hebreos, que a veces fueron traducidos demasiado literalmente por el Santo Autor, tras un minucioso examen del contexto hebreo.

Con estas premisas, expresamos nuestro agradecimiento sincero a quienes nos han asistido valiosamente en la preparación de este volumen. En primer lugar, al Señor Ad. Ottolenghi, el Rabino mencionado anteriormente, y al Señor Prof. H. Cassuto, quienes nos ayudaron en las notas sobre los rabinos; y en especial al Reverendísimo Padre Hilarino de Lucerna y al R. P. Crispino de Appenzell, de la provincia Helvética, revisores y censores de toda la edición, quienes revisaron el trabajo completo y asistieron sabiamente con sus consejos.

Finalmente, al Reverendísimo Padre Vigilio de Valstagna, quien, tras haber comenzado con entusiasmo el consejo para la publicación de las obras de San Lorenzo y publicado cuatro tomos aclamados por todos, fue elegido por voto unánime del capítulo como Moderador Supremo de nuestra Orden y sucesor del mismo San Lorenzo hace tres años, ofrecemos humildemente este nuestro trabajo como una señal de obediencia filial y de sincero afecto.

Padua, 1 de enero de 1935
Padres Editores