- Tabla de Contenidos
- PORTADA Y DEDICACIÓN
- PROEMIO
- PRIMERA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS Y TROPOS DE LA SAGRADA ESCRITURA
- SEGUNDA DISERTACIÓN SOBRE LOS ESQUEMAS, ESTO ES, LAS FIGURAS DE LOCUCIÓN
- TERCERA DISERTACIÓN DE LOS ESQUEMAS DE LAS ORACIONES
- CUARTA DISERTACIÓN SOBRE EL MÚLTIPLE SENTIDO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS
- QUINTA DISERTACION DE LA CREACIÓN DEL MUNDO EN EL TIEMPO
- SEXTA DISERTACIÓN SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LAS COSAS
I. SOBRE LA OBRA EXEGÉTICA DE SAN LAURENCIO EN GENERAL
Es fácil constatar que San Lorenzo dedicó un amor profundo al estudio de las Sagradas Escrituras. Cualquiera que lea sus obras completas, incluso de manera superficial, descubrirá pasajes, frases, palabras y alusiones de los textos sagrados. Además, el mismo Santo declara que dedicó todo su tiempo y esfuerzos a la lectura de las Escrituras Sagradas. Más aún, profesa que la luz de la verdad divina le iluminó con gran esplendor para conocer e interpretar los misterios, de tal manera que descubrió tanto los tesoros de la sabiduría sobrenatural como el archivo más rico de la filosofía natural en los libros sagrados.
Realmente, al examinar los libros inspirados, parece que, dotado tanto por la divina instrucción como por una excelente inclinación natural humana, no sólo el ingenio clarividente que poseía, sino también la maravillosa memoria y el prodigioso conocimiento de las lenguas orientales le ayudaron enormemente. Tal era su facilidad de memoria que, siendo joven y novicio en Verona, transcribió literalmente los sermones que escuchó una sola vez, y al haber completado sus estudios teológicos, afirmaba que le era posible rehacer las Escrituras, no sólo en latín sino también en hebreo, gracias a la fidelidad de su memoria.
Además, dominaba tan bien las lenguas orientales, como el griego, el caldeo y el hebreo, que sus contemporáneos decían que Dios le había otorgado el don de la glosolalia, ya que incluso los hebreos le consideraban un hebreo por su perfección en la lengua hebrea y en los asuntos hebreos. Finalmente, se encuentra excelentemente preparado para el estudio de las Escrituras con formación filosófica, dogmática, exegética y patrística, como se demuestra también por el hecho de que, además de conocer a los autores hebreos, los Padres griegos y latinos, conoce a numerosos exegetas directamente a partir de sus escritos, y también lee muchos autores profanos.
Tal era el amor hacia las Sagradas Escrituras y tan sólida era la preparación para tratarlas que San Lorenzo se vio impulsado a dedicar tanto esfuerzo como le fuera posible a su exposición. Él mismo menciona que se propuso interpretar más libros en diversas ocasiones. En el capítulo 2 de la Explicación del Génesis, hablando del nombre de Dios tetragramatón, añade: «Sobre lo cual, si Dios nos concede vida y gracia, aportaremos algo sobre el Éxodo». Poco después, hablando del matrimonio y citando la sentencia del Apóstol San Pablo a los Efesios, promete una exposición adicional sobre el matrimonio: «En su momento, bajo la guía de Dios, lo examinaremos». Finalmente, en el capítulo 4, después de hablar brevemente sobre la gracia y el libre albedrío, no quiso presentar entonces «muchas otras cosas que dejaremos para un tiempo más adecuado y serio de tratar», lo cual quizás indica una explicación en la Epístola a los Romanos. Además, entre las obras atribuidas a San Lorenzo se encuentra una explicación sobre Ezequiel. Sin embargo, nunca le fue permitido escribir los tratados antes mencionados, ni se ha hecho conocida hasta hoy una explicación sobre Ezequiel. Queda por tratar ahora la Explicación del Génesis, que publicamos en este volumen.