CAP. XIV: Sobre el Eclesiástico.

Calvino odia vehementemente el libro del Eclesiástico, porque de él se prueban con claridad muchos dogmas de la fe: de ahí que, dice en su antídoto, ¿no beberían mejor heces? Sin embargo, no tiene nada que objetarle. Nosotros, por el contrario, podemos confirmar la autoridad de ese libro con muchos testimonios de los antiguos. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, en el libro 7 de los Stromata, casi al final, citando el capítulo 4 del Eclesiástico, dice así: "Siguiendo las Escrituras, confirmemos lo que se ha dicho". SAN CIPRIANO, en el libro 3, epístola 9, citando el capítulo 7, dice: "También Salomón, constituido en el Espíritu Santo, da testimonio y dice". EPIFANIO, en la herejía de los Anomoeanos, cuenta entre los libros sagrados y divinos la Sabiduría de Salomón y el libro del hijo de Sirá, es decir, el Eclesiástico. De esto entendemos que el mismo Epifanio, cuando en el libro sobre las medidas y pesos dice que estos libros no son aceptados, se refiere a la opinión de los judíos. SAN AMBROSIO, en el libro 4 sobre la fe, capítulo 4, llamó oráculos divinos a las palabras del Eclesiástico, citadas en el capítulo 24. SAN AGUSTÍN, en el libro a Orosio contra los Priscilianistas, dice: "Clama, dice, la Escritura divina; no busques lo que es más alto que tú", que es una sentencia de nuestro Eclesiástico. Finalmente, Clemente y Cipriano en los lugares citados, Sixto II en la epístola a Grato, Dámaso en la epístola a los obispos de Italia, Basilio en el libro 4 contra Eunomio, Ambrosio en el capítulo 7 de la primera carta a los Corintios, Jerónimo en el capítulo 10 del Eclesiastés, y Gregorio, en el libro 10 de los Morales, capítulo 14, no solo citan este libro, sino que también lo atribuyen a Salomón: nunca hubo duda de que los libros de Salomón debían ser considerados canónicos y divinos. Pero Epifanio, en la herejía de los Anomoeanos, y algunos otros, sostienen que el autor de este libro es Jesús Sirá. Respondo que fácilmente pudo suceder que Jesús Sirá reuniera en un volumen las sentencias de Salomón que había coleccionado diligentemente. Así, ambos autores pueden ser considerados.