CAP. XX: Sobre la procesión del Espíritu Santo desde el Hijo.

Resta la última parte de la disputa, que trata sobre la distinción de las personas, en la que debe explicarse la distinción y procesión del Espíritu Santo desde el Hijo. Esta controversia debe ser necesariamente tratada tanto por los armenios, griegos, rutenos, moscovitas y otros que aún persisten en el error, como por los nuevos arrianos. Pues Valentín Gentilis, en sus tesis 36 y 37, sostiene que solo el Padre es quien da esencia al Hijo y al Espíritu Santo.

Y dado que los griegos no solo no creen que el Espíritu Santo procede del Hijo, sino que también se quejan de que los latinos añadieron la partícula Filioque (y del Hijo) al símbolo sin su consentimiento, hay tres temas que deben ser tratados:

PRIMERO, el origen de esta herejía y cisma, y el momento en que se hizo esta adición. SEGUNDO, si el Espíritu Santo procede del Hijo. TERCERO, si los latinos pudieron y debieron añadir esa partícula al símbolo.

Consulta sobre todo este tema al Maestro junto con los Doctores en el libro 1, distinción 11; a Anselmo en su libro De processione Spiritus Sancti; a Santo Tomás en el opúsculo De erroribus Graecorum y en De Potentia, cuestión 10, artículos 4 y 5; a Ricardo de Armagh en el libro 6, Cuestiones Armenias; a Gennadio Escolario en el opúsculo Pro Latinis, capítulo 1; a Hugo Etheriano en su obra De processione Spiritus Sancti; finalmente, a Besarión en su Oración dogmática y al Concilio de Florencia.