CAP. IX: Se refuta el tercer argumento.

El tercer argumento: "El Padre es ingénito, y el Hijo es engendrado, por lo tanto, no son un solo Dios; de lo contrario, un solo Dios sería engendrado y no engendrado, lo cual implica una contradicción." Además, "lo generable y lo ingenerable difieren más que por género, como lo corruptible y lo incorruptible, por lo tanto, el Padre y el Hijo difieren más que por género." Además, "o lo engendrado y lo no engendrado son accidentes o son sustancias. Si lo primero, entonces hay accidentes en Dios; si lo segundo, entonces el Padre y el Hijo difieren sustancialmente."

Respondo al PRIMER razonamiento: Si ambas proposiciones son afirmativas, ambas son verdaderas y no hay contradicción. Pues "Dios es engendrado" y "Dios es no engendrado" no son contradictorias, porque en la primera proposición, "Dios" se refiere al Hijo, y en la segunda al Padre. Pero si una de las proposiciones es negativa, de este modo: "Dios es engendrado" y "Dios no es engendrado", o así: "Dios engendra" y "Dios no engendra", son contradictorias; pero la primera es verdadera y la segunda es falsa. La razón es que el nombre "Dios" se toma de manera absoluta para referirse a las personas indistintamente; pero cuando se dice "Dios engendra" o "Dios es engendrado", por razón del predicado notional, se restringe el sujeto "Dios" a una persona específica. Y así, es verdadero "Dios engendra", porque el nombre "Dios" se restringe al Padre. Pero cuando es negativa, el sujeto no se restringe por el predicado, porque entonces no se afirma nada, sino que se niega. Por lo tanto, cuando se dice "Dios no engendra" o "Dios no es engendrado", el sentido es: ninguna persona divina engendra, ninguna es engendrada, lo cual es falso.

Al SEGUNDO argumento respondo: Lo generable, mediante el movimiento, difiere en género de lo ingenerable, pues lo generable por su naturaleza es corruptible. Pero lo generable sin movimiento y sin cambio no necesariamente difiere de lo ingenerable. Pero se puede responder más fácilmente que lo generable y lo ingenerable solo difieren en género cuando la naturaleza de lo que se genera se produce mediante la generación; pero no cuando simplemente se comunica de uno a otro. Además, se dice que el Hijo es engendrado, no porque su naturaleza misma sea engendrada o producida, sino porque el Hijo la ha recibido del Padre por generación. Así, el Hijo no se distingue del Padre en cuanto a la naturaleza, sino solo en cuanto al modo de poseer esa naturaleza. Del mismo modo, Adán fue producido de ningún hombre, Eva fue producida solo de Adán, y Caín de Adán y Eva, y, sin embargo, los tres tenían la misma naturaleza específica. Este ejemplo lo presenta Justino en De Recta Fide Confessio, Nazianzeno en el libro 5 de Theologia, Damasceno en el libro 1, capítulo 9, y Agustín en los libros 1 y 2 contra Máximo.

Al TERCER argumento digo: Lo engendrado y lo no engendrado no son ni sustancias ni accidentes, pues lo no engendrado es una negación de la procesión, y lo engendrado expresa una relación, de la misma manera que la paternidad y la espiración, tanto activa como pasiva, son relaciones. Así respondió Agustín en el libro 5 de La Trinidad, capítulos 3, 4 y 5, donde elegantemente devuelve el argumento contra los arrianos. Pues cuando se dice:

"Yo y el Padre somos uno", pregunta: "¿Son llamados uno el Padre y el Hijo según la sustancia, o según el accidente? Si lo primero, entonces el Padre y el Hijo son de la misma sustancia; si lo segundo, entonces en Dios hay accidentes."

Pero DIRÁS: "Si a la esencia y sustancia de Dios no le corresponde ser engendrado o no engendrado, ¿cómo es que esto no le es accidental?" RESPONDO con Agustín allí mismo: "Nada puede ser accidental en Dios, pues todo accidente implica composición y cambio." Por lo tanto, se debe conceder que es propio, natural y necesario para Dios, en sentido absoluto, ser Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y así, una persona es no engendrada, otra es engendrada, otra procede; sin embargo, estas cosas son naturales y necesarias para Dios de tal manera que no pertenecen propiamente y formalmente a su esencia, como en las cosas creadas es natural para el animal ser racional o irracional, y sin embargo, ninguna de las dos cosas pertenece a su esencia. Sin embargo, al contrario, el "animal" sí pertenece a la esencia tanto del ser humano como del bruto. Así, la esencia divina se incluye esencialmente en las relaciones: pues no hay nada en Dios que no sea esencialmente Dios, de lo contrario sería esencialmente una criatura; pero, al contrario, la relación misma no se incluye esencialmente en la esencia; y sin embargo no le es accidental, como se ha dicho. Más bien, esto se entiende con mayor claridad en nuestro propósito; pues la paternidad, la filiación y la espiración son relaciones; pero la relación, según su razón formal, se abstrae tanto de la sustancia como del accidente.