EL SEÑOR ESTÉ CON VOSOTROS1

Es es el saludo que siempre retorna del sacerdote a la comunidad, al que ella responde y por el que él la hace entrar siempre de nuevo en el acontecimiento presente. Como si ese saludo conjurara una y otra vez el peligro de que el sacerdote, en la profundidad de sus oraciones, también de sus oraciones eclesiales, se aleje de la comunidad. Como si por este saludo él incluyera a la comunidad una y otra vez en todo lo que hace. Y la asamblea, en su respuesta, espera, desea y pide que el sacerdote, en todas sus funciones, permanezca en la unidad y en el centro de la Iglesia, para que el Señor esté con su espíritu, a él conferido ministerialmente. Si la Misa se celebra correctamente, como una acción del amor en la Iglesia, entonces este intercambio de saludos se convierte, por así decirlo, en una verificación del eje, de la coordenada, de la orientación de sacerdote y congregación según el centro del servicio común, en una comprobación de si la posición de la Iglesia coincide con la posición del Señor.