- Tabla de Contenidos
- Introducción del Editor
- Sobre la Santa Misa
- Invocación de la Trinidad
- Acto de Contrición
- Introito
- Kyrie
- Gloria
- El señor esté con vosotros
- Colecta
- Epístola
- Evangelio
- Credo
- Ofertorio
- El lavado de las manos
- Prefacio
- El Canon hasta la Transubstanciación
- Transubstanciación
- Excursus
- Continuación del Canon
- El Padre Nuestro
- Preparación de la Comunión
- Comunión
- Oración final y bendición
- Apéndice
KYRIE
El Kirie es el final de una letanía de Todos los Santos, que actualmente no se reza, por la cual se invita a los santos en su totalidad a participar en la celebración de la Misa. Son ellos los que ahora, como en una procesión en movimiento desde el cielo hacia la tierra, acompañan al Señor encarnado, hasta ahora oculto en el seno del Padre. Así, el Kirie es como una respuesta a la anterior invocación de los méritos de los santos. Pero, mientras que entonces se refería en primer lugar solo a los santos cuyas reliquias descansan en el altar, ahora la comunión con estos santos se expande a una comunidad con todos los santos que dan paso al Señor. Si ahora Cristo es invitado por la Iglesia a venir a ella en forma eucarística y si Él realmente aparece en la transubstanciación, entonces Él no viene a una Iglesia aislada en la tierra y separada del cielo, sino a una Iglesia formada indistintamente por santos de la tierra y santos del cielo. También los apóstoles que estuvieron presentes en la Última Cena, también la Madre del Señor que fue la primera en recibirle en la tierra, son invitados a una nueva recepción del Señor en su Iglesia y ellos siguen esta invocación. La Communio Sanctorum es la que recibe y concibe al Señor que viene. Así, en el Kirie se configura como una substancia eclesial, representada por sus miembros más destacados, los santos verdaderos, que nunca se dejan llamar en vano.
Y la petición de la Iglesia de que estén presentes aquí y ahora es tan importante para los santos que ellos no solo responden desde el cielo, como lo hacen ante otras oraciones de súplica, sino que se acercan realmente para estar aquí presentes, para, como entonces el Bautista, allanar y preparar de nuevo los caminos del Señor. Su papel es especialmente claro hasta la Transubstanciación: ellos son como los padrinos de la Boda, los amigos del Esposo y de la Esposa, los que primero están en el lugar para comenzar a ordenar el camino, y luego gradualmente se van apartando para dejar que el Esposo y la Esposa se hagan bien visibles. A medida que el Señor se va acercando, ellos se van eclipsando en Su santidad única que recoge la santidad dispersa de los santos en Su plenitud del Espíritu Santo. Entonces también se hace patente hasta qué punto ellos representan a la Esposa y en esta asistencia ejercen una función plenamente eclesial: aquella que la Iglesia terrena aún no puede ejercer en toda su plenitud y perfección.