CAP. VIII: Se responden otros ocho argumentos.

ARGUMENTO 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. Se toman del último capítulo de los Hechos de los Apóstoles y de las epístolas que Pablo escribió desde Roma: es decir, a los Gálatas, a los Efesios, a los Colosenses, a los Filipenses, a los Hebreos, a Timoteo (segunda carta) y a Filemón, así como de las epístolas de Pablo a Séneca y de Séneca a Pablo. En todos estos escritos habría habido ocasión de mencionar a Pedro, si él hubiera estado en Roma; sin embargo, sorprendentemente, se encuentra silencio sobre él en todas partes.

Además, no solo en estos textos no se dice que Pedro estuviera en Roma, sino que incluso se indica claramente que no lo estuvo. Pues,

Filipenses 2 dice de los que estaban en Roma: "Todos buscan lo suyo propio."

Y en Colosenses, último capítulo: "Os saludan Aristarco, mi compañero de prisión, Marcos, primo de Bernabé, y Jesús, llamado Justo; estos son los únicos colaboradores que tengo en el reino de Dios."

Asimismo, en 2 Timoteo 4: "En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron."

Por lo tanto, o bien Pedro no estuvo en Roma, o bien Pablo le hace una gran ofensa al incluirlo entre aquellos que buscan lo suyo propio, que no fueron colaboradores suyos en el reino de Dios y que lo abandonaron en sus momentos de necesidad. Este argumento no es solo el de Veleno, sino también el de Calvino.

Respondo: PRIMERO, no se puede concluir nada de argumentos basados en la autoridad de manera negativa. No se sigue que, porque Lucas, Pablo y Séneca no digan que Pedro estuvo en Roma, entonces no estuvo allí. Estos tres no estaban obligados a mencionarlo todo, y se da más crédito a tres testigos que afirman algo, que a mil que no dicen nada, siempre que estos no lo nieguen explícitamente,

como tampoco podemos negar los hechos afirmados por otros. De otro modo, dado que Mateo no escribe en su Evangelio que Cristo fue circuncidado, Marcos no menciona la presentación, Lucas no recuerda la estrella nueva, y Juan no dice que Cristo naciera de María Virgen, ¿serán todas estas cosas falsas? Lo cual es un absurdo.

A los tres pasajes citados, respondo que no niegan que Pedro estuviera en Roma en ese momento, ya que, cuando Colosenses dice:

"Estos son los únicos colaboradores que tengo en el reino de Dios," se refiere únicamente a sus compañeros más cercanos, quienes solían servirle. De igual modo, en 2 Timoteo 4, cuando dice: "Solo Lucas está conmigo," se refiere también a sus compañeros y servidores inmediatos. Ciertamente, según el último capítulo de la epístola a los Romanos, había muchos otros en Roma, tanto judíos como gentiles convertidos a la fe, que promovían el reino de Dios.

En la epístola a los Filipenses, capítulo 2, cuando dice: "Todos buscan lo suyo propio," está usando una figura retórica, refiriéndose solo a algunos, no a todos en sentido absoluto. Pues, poco antes había dicho que Timoteo estaba con él, quien ciertamente no buscaba lo suyo propio. Y en el primer capítulo había afirmado que algunos predicaban el Evangelio por amor, y por tanto no buscaban lo suyo, sino lo que es de Jesucristo.

Por último, en 2 Timoteo, capítulo 4, donde dice:

"Nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron," un pasaje que Calvino destaca especialmente, no se refiere más que a aquellos que pudieron haberle ayudado ante el César. Pues allí mismo dice que Lucas estaba con él, y sin embargo afirma en general: "Nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron." Pero es seguro que Pedro no podía ayudarlo, ya que era tan odiado por el César como el propio Pablo. Por lo tanto, se refiere únicamente a algunos nobles romanos, que pudieron haber intercedido por él ante el César, pero no lo hicieron por temor al tirano.

SEGUNDO, podría responderse que, en el tiempo en que Pablo llegó a Roma y escribió esas epístolas, Pedro no estaba allí. Pues aunque había establecido su sede en Roma, se ausentaba con frecuencia, ya que debía fundar iglesias en diversos lugares, como señala Epifanio (Herejía 27). Por esta razón, Pedro tomó como ayudantes a Lino y a Cleto, quienes desempeñaban las funciones episcopales en Roma durante su ausencia.