CAP. X: Se propone la tercera cuestión, y se prueba la Monarquía de Pedro a partir del pasaje del Evangelio, Mateo 16.

Se ha explicado hasta ahora, y creo que lo suficientemente bien, que la Monarquía es el mejor tipo de gobierno, y que tal gobierno debe existir en la Iglesia de Cristo. Ahora queda la tercera cuestión: ¿Fue el apóstol Pedro el cabeza y príncipe de toda la Iglesia en lugar de Cristo, constituido por el mismo Cristo? Todos los herejes que citamos al principio lo niegan explícitamente, mientras que los católicos, a quienes también citamos, lo afirman. En realidad, no es un simple error, sino una perniciosa herejía negar el primado de Pedro instituido por Cristo. Procederemos a confirmar esto de tres maneras. Primero, a partir de dos pasajes del Evangelio, en uno de los cuales se promete, y en el otro se otorga. Luego, a partir de numerosos privilegios y prerrogativas de San Pedro. Finalmente, a partir de los testimonios clarísimos de los antiguos griegos y latinos. Comencemos con el PRIMERO. El primer pasaje es Mateo 16, donde leemos: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra será desatado en el cielo". El sentido claro y evidente de estas palabras es que bajo dos metáforas se promete a Pedro el principado de toda la Iglesia. La primera metáfora es la del fundamento y el edificio, porque lo que es el fundamento en un edificio, es la cabeza en un cuerpo, el gobernante en una ciudad, el rey en un reino, el padre de familia en una casa. La segunda metáfora es la de las llaves, pues a quien se le entregan las llaves de la ciudad, es constituido rey, o al menos gobernador de la ciudad, quien puede admitir a quienes quiera, y excluir a quienes desee.

Pero los herejes distorsionan todo este pasaje de manera asombrosa. No quieren entender que Pedro es la piedra, ni conceden que las llaves le hayan sido prometidas a Pedro, ni pueden convencerse de que bajo las metáforas del fundamento y las llaves se signifique el supremo poder eclesiástico.

Por lo tanto, hay cuatro preguntas que debemos aclarar. La PRIMERA, si Pedro es esa piedra sobre la cual está fundada la Iglesia. La SEGUNDA, si ser fundamento implica ser el gobernador de toda la Iglesia. La TERCERA, si Pedro es aquel a quien se le dan las llaves. La CUARTA, si por las llaves se entiende el pleno poder de gobernar la Iglesia.

En cuanto a la PRIMERA cuestión, hay cuatro opiniones. La PRIMERA, que es la común entre los católicos, afirma que esa piedra es Pedro, es decir, la persona llamada Pedro; no como persona particular, sino como pastor y cabeza de la Iglesia. La SEGUNDA es la de Erasmo, que en este pasaje dice que todo hombre fiel es esa piedra. La TERCERA es de Calvino, en su Institución, libro 4, capítulo 6, §6, que afirma que esa piedra es Cristo. La CUARTA es de Lutero, en su libro sobre el poder del Papa, y de los Centuriadores en el libro 1, Centuria 1, capítulo 4, columna 175, y en el libro 1 de los Artículos Esmalcaldianos sobre el primado del Papa, quienes dicen que la piedra es la fe o la confesión de fe de la que el Señor habla en este pasaje.

La PRIMERA opinión, que es la más verdadera, se deduce claramente del mismo texto. Pues el pronombre "esta", cuando se dice: "Y sobre esta piedra", indica alguna piedra de la cual el Señor había hablado poco antes; y recientemente el Señor había llamado a Pedro "piedra"; pues hablaba en siríaco, y en lengua siríaca Pedro se llama "Cefas", como tenemos en Juan 1. "Cefas" significa "piedra", como lo enseña Jerónimo en el capítulo 2 de la carta a los Gálatas, y es algo certísimo; pues dondequiera que en el texto hebreo aparece סלע (es decir, "piedra"), en siríaco es "Cefas"; e incluso כפא en hebreo significa "roca" o "peñasco". Pues donde en Jeremías 4 leemos: "ascendieron los peñascos", en hebreo es בכפים עלו (ascendieron a las rocas). Por tanto, el Señor dijo: "Tú eres Cefas, y sobre este Cefas", o en latín: "Tú eres piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". De lo cual se sigue que "esta" no puede referirse sino a Pedro, quien en ese lugar fue llamado piedra.

¿Pero por qué el traductor latino no tradujo "Tú eres piedra, y sobre esta piedra"? Porque siguió el códice griego. Pues no tradujo del siríaco, sino del griego, en el cual leemos: σὺ εἶ πέτρος καὶ ἐπὶ τάυτη τῇ πέτρᾳ οἰκοδομήσω τὴν ἐκκλησίαν μου (tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia). ¿Y por qué el griego no tradujo σὺ εἶ πέτρα καὶ ἐπὶ τάυτῃ πέτρᾳ (tú eres piedra y sobre esta piedra)? La razón es que, dado que entre los griegos tanto "πέτρος" como "πέτρα" significan "piedra", al intérprete le pareció más apropiado dar un nombre masculino a una persona que uno femenino. Luego, para explicar la metáfora, en el segundo lugar no quiso decir ἐπὶ τῷ πέτρῳ (sobre la piedra), lo cual habría sido ambiguo, sino ἐπὶ τῇ πέτρᾳ (sobre la roca), que significa simplemente "roca".

A esto se suma el consenso de toda la Iglesia y de los Padres griegos y latinos. Todo el Concilio de Calcedonia, con 630 Padres, en el acta 3, llama a Pedro "piedra" y "base de la Iglesia Católica". Asimismo, en la Iglesia se cantan hoy, en boca de todos, y han sido cantados por más de 1200 años, los versos de San Ambrosio en el himno de laudes del domingo: "Esta misma piedra, al cantar, lava la culpa". San Agustín, en el libro 1 de las Retractaciones, capítulo 21, testifica que en su tiempo ya se empezaba a cantar en los versos de Ambrosio que Pedro es la piedra sobre la cual el Señor edificó su Iglesia.

Además, de los Padres griegos, Orígenes, en la homilía 5 sobre el Éxodo, dice: "Mira, dice, ese gran fundamento de la Iglesia y piedra solidísima sobre la cual Cristo fundó la Iglesia, lo que el Señor le dice: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"

ATANASIO en la epístola a Félix, que escribió en su nombre y en el de la Sinodal de Alejandría:

“Tú eres,” dice, “Pedro, y sobre tu fundamento han sido confirmadas las columnas de la Iglesia, es decir, los Obispos, etc.” Atanasio elegantemente hace de Pedro el fundamento sobre el cual se apoyan los Obispos, y sobre los cuales, como columnas, se coloca todo el edificio.

BASILEO, libro 2 contra Eunomio:

“Pedro,” dice, “por la excelencia de su fe, asumió en sí mismo la edificación de la Iglesia.”

GREGORIO NAZIANZENO en el discurso sobre la moderación en las disputas:

“Pedro,” dice, “es llamado piedra, y tiene confiados los fundamentos de la Iglesia por su fe.”

EPIFANIO en el Ancorato:

“El Señor,” dice, “constituyó a Pedro como la primera piedra firme de los apóstoles, sobre la cual está edificada la Iglesia de Dios.”

CRISÓSTOMO, homilía 55 sobre Mateo:

“El Señor dice,” comenta, “Tú eres Pedro, y yo edificaré mi Iglesia sobre ti.” Y en la homilía 4 sobre el capítulo 6 de Isaías: “¿Quién es,” pregunta, “Pedro, el cimiento de la Iglesia? Él, el ferviente amante de Cristo; él, el que era sin instrucción en el discurso y, sin embargo, vencedor de los retóricos; él, sin educación, pero que silenció a los filósofos; él, quien disolvió la sabiduría griega como si fuera una tela de araña; él, quien lanzó la red en el mar y pescó al mundo.”

CIRILO, libro 2, capítulo 2 sobre Juan:

“No se le llamará más Simón, sino Pedro,” predice: “con ese nombre convenientemente se significa que en él, como en una piedra, o roca muy firme, Cristo edificaría su Iglesia.”

PSELLO en el capítulo 5 del Cantar de los Cantares, sobre el versículo:

“Sus piernas son como columnas de mármol.” “Por piernas,” explica, “debes entender a Pedro, el príncipe de los apóstoles, sobre quien el Señor prometió en el Evangelio edificar su Iglesia.” Los comentarios de Psello se encuentran en los comentarios de Teodoreto sobre el Cantar de los Cantares.

TEÓFILO, sobre el capítulo 22 de Lucas:

“Después de mí,” dice, “eres la piedra y el fundamento de la Iglesia.”

EUTIMIO, sobre el capítulo 16 de Mateo:

“Te pondré,” dice, “como fundamento de los creyentes, edificaré sobre ti mi Iglesia.”

De los latinos:

TERTULIANO, libro sobre la prescripción:

“¿Acaso ignoraba Pedro,” pregunta, “que había sido llamado piedra para la edificación de la Iglesia?”

CIPRIANO en la epístola a Quirino:

“El Señor eligió primero a Pedro y sobre él edificó su Iglesia.” Repite lo mismo en varias ocasiones.

HILARIO sobre el capítulo 16 de Mateo:

“Oh feliz fundamento de la Iglesia en la proclamación de un nuevo nombre, y digna piedra de la edificación de la misma, que desataría las leyes del infierno: ¡Oh bienaventurado portero del cielo!” Sin embargo, Erasmo anotó en el margen: “La fe es el fundamento de la Iglesia,” como si el nombre hubiera sido cambiado a la fe y no a Simón, y la fe fuera el bienaventurado portero del cielo. ¿Qué sentido tiene, si Hilario en este pasaje ni siquiera menciona la fe?

AMBROSIO, Sermón 47:

“Finalmente,” dice, “por la solidez de su devoción, es llamado la piedra de las Iglesias, como dice el Señor: Tú eres Pedro, etc. Pues es llamado piedra porque fue el primero en establecer los fundamentos de las acciones de fe, y es la roca inamovible que sostiene la estructura y el edificio de toda la obra cristiana.”

JERÓNIMO, sobre el capítulo 16 de Mateo:

“Según la metáfora de la piedra, correctamente se le dice: edificaré mi Iglesia sobre ti.” Y en la epístola a Dámaso sobre el nombre "hipóstasis", hablando de la sede de Pedro: “Sobre esta piedra,” dice, “sé que la Iglesia ha sido edificada.”

AGUSTÍN en el Salmo contra la parte de Donato:

“Contad a los sacerdotes, desde la misma sede de Pedro. Esa es la piedra que no vencen las orgullosas puertas del infierno.” Aquí se debe notar que tanto Jerónimo como Agustín no llaman tanto a Pedro como a su sede la piedra sobre la cual se funda la Iglesia, y contra la cual no prevalecen las puertas del infierno, porque Pedro es la piedra, no como hombre particular, sino como Pontífice. El mismo AGUSTÍN, Sermón 15 de los Santos: “Por lo tanto, el Señor llamó a Pedro el fundamento de la Iglesia, y por eso la Iglesia justamente venera este fundamento sobre el cual se levanta la altura del edificio eclesiástico.”

MÁXIMO, Sermón 1 de San Pedro y San Pablo:

“Por Cristo, Pedro se convirtió en la piedra,” diciendo el Señor: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra, etc.”

PAULINO, epístola 4 a Severo:

“Cristo es la piedra, pero tampoco negó la gracia de este nombre a su discípulo, a quien dijo: Sobre esta piedra, etc.”

LEÓN, Sermón 2 sobre el aniversario de su asunción al Pontificado:

"Permanece, entonces, la disposición de la verdad, y el bienaventurado Pedro, perseverando en la fortaleza que le fue otorgada como piedra, no abandonó el gobierno de la Iglesia que asumió. Pues fue ordenado sobre todos los demás, de manera que, mientras se le llama piedra, mientras se le declara fundamento, mientras se le constituye portero del reino de los cielos, comprendemos, a través de estos misterios de los títulos, qué tipo de sociedad tendría con Cristo."

GREGORIO, libro 6, epístola 37 a Eulogio:

"¿Quién no sabe que la santa Iglesia está firmemente establecida sobre la solidez del príncipe de los apóstoles, etc.?"

De todo esto se desprende cuánta es la impudicia de algunos herejes. CALVINO, en el lugar mencionado, dice que no quiere recurrir a los Padres, no porque no pueda, sino porque no quiere molestar a los lectores discutiendo un tema tan claro. Por su parte, ERASMO, en su comentario sobre este pasaje de Mateo, se asombra de que algunos hayan tergiversado este pasaje para referirlo a la Iglesia Romana, y trata de excusar a Cipriano y Jerónimo por haber dicho que la Iglesia estaba fundada sobre Pedro, como si esto fuera un paradoja inaudita, cuando en realidad todos los Padres enseñan eso. Muchos de los teólogos más recientes, tanto teólogos como canonistas, y también antiquísimos pontífices como Clemente, Anacleto, Marcelo, Pío, Julio y otros, que omito por brevedad y porque no son aceptados por los adversarios, también lo afirman.

Vamos ahora a examinar la SEGUNDA opinión, que es la de Erasmo.

Erasmo prueba que por el nombre "piedra" se deben entender todos los fieles, basándose en Orígenes, quien en su primer tratado sobre Mateo, explicando este pasaje, dice: "La piedra es todo aquel que imita a Cristo, y sobre toda piedra de este tipo se edifica la Iglesia de Dios. Pues en cada persona perfecta, que tiene en sí misma la congregación de todas las palabras, obras y pensamientos, se encuentra la Iglesia, contra la cual las puertas del infierno no prevalecen."

Sin embargo, ORÍGENES interpreta este pasaje de manera alegórica, no literalmente, como Erasmo cree. De hecho, Orígenes expuso este pasaje literalmente en el lugar citado anteriormente. Y, ciertamente, no se puede entender literalmente este pasaje sobre todos los fieles, lo cual se deduce del hecho de que el Señor, para indicar que hablaba solo de Pedro, lo describió de muchas maneras. Lo llamó Simón, que era el nombre que sus padres le habían dado, y agregó el nombre de su padre, llamándolo hijo de Jonás o Juan, para distinguirlo de Simón, hermano de Tadeo; también le dio el nombre de Pedro, que él mismo le impuso. Además, usó pronombres que designan una persona específica, diciendo: "Yo te digo a ti, que tú eres Pedro, etc." Si todavía se permite afirmar que nada especial fue conferido o prometido a Pedro en este pasaje, que no fuera concedido a los demás, ciertamente cualquier pasaje de las Escrituras podría ser tergiversado.

Además, si todos los fieles son esa piedra sobre la cual está fundada la Iglesia, todos serían el fundamento; si todos son el fundamento, ¿dónde estarían las paredes y el techo de este edificio? Como dice la Escritura: "Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? ¿dónde los demás miembros?" (1 Cor. 12).

También añade que Erasmo considera absurdo que la Iglesia esté edificada sobre un hombre, Pedro: ¿cómo, entonces, podría ser edificada sobre cada uno de los fieles? ¿No son también los demás hombres?

Ahora, la TERCERA interpretación es la de CALVINO, quien, aunque habla un poco más oscuramente, parece entender por la piedra a Cristo. Porque dice que la cuestión es clara, sobre qué piedra está edificada la Iglesia, cuando el Apóstol dice: "Nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo" (1 Cor. 3:11).

A esto se suma Agustín, quien en su último tratado sobre Juan dice: "Sobre esta piedra que has confesado, edificaré mi Iglesia." Y en el Sermón 13 sobre las palabras del Señor dice lo mismo, y en el libro 1 de las Retractaciones, capítulo 21, donde rectifica lo que había dicho antes sobre que la Iglesia estaba edificada sobre Pedro, enseña que debe decirse más bien que la Iglesia está edificada sobre Cristo, y así debe entenderse este pasaje que estamos tratando.

Nadie duda de que Cristo es la piedra y el primer fundamento de la Iglesia, y que también de este pasaje se deduce de alguna manera esto. Pues si Pedro es el fundamento de la Iglesia en lugar de Cristo, con mayor razón Cristo es el fundamento. Sin embargo, el sentido propio, y si puedo decirlo así, el inmediato y literal es que la Iglesia está edificada sobre Pedro, lo cual, además de las razones mencionadas, se prueba con argumentos específicos.

PRIMERO, el pronombre "esta" no puede referirse a Cristo como la piedra, sino a Pedro como la piedra; pues debe referirse a algo cercano, no a algo lejano. Lo que se había dicho inmediatamente antes no era sobre Cristo, sino sobre Pedro: "Tú eres Cefas", es decir, piedra. Además, aunque se pueda decir que Cristo es la piedra confesada, pero Cristo, el Hijo del Dios viviente, el pronombre "esta" debe referirse a aquel que fue llamado piedra, no a quien no fue llamado con ese nombre. También, si se refiriera a Cristo, ¿por qué se habría dicho: "Yo te digo a ti, que tú eres Pedro"? Sería completamente inútil, a menos que lo que sigue se refiera a Pedro. Finalmente, si se refiriera a Cristo, el Señor no habría dicho "edificaré", sino "edifico mi Iglesia", pues ya había edificado sobre sí a los apóstoles y a muchos discípulos. Sin embargo, dice "edificaré", porque aún no había constituido a Pedro como el fundamento, lo cual sucedería después de su resurrección.

En cuanto al argumento de CALVINO, digo que San Pablo no se refiere a cualquier fundamento, sino al fundamento principal; de lo contrario, se contradiría cuando dice: "Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas" (Efesios 2:20). También iría en contra de lo que Juan describe en Apocalipsis 21, cuando menciona los doce cimientos del edificio de la Iglesia y explica que estos cimientos son los apóstoles.

En cuanto a AGUSTÍN, digo, ante todo, que él no rechaza nuestra opinión, sino que simplemente prefiere otra. Así lo expresa en el libro 1 de las Retractaciones, capítulo 21:

"Dije en algún lugar sobre el apóstol Pedro, que en él, como en una piedra, está fundada la Iglesia, un sentido que también se canta en boca de muchos en los versos del beatísimo Ambrosio, donde sobre el gallo canta: 'Esta misma piedra de la Iglesia, al cantar, lava la culpa'. Pero sé que más tarde expliqué muchas veces que en esa piedra debe entenderse a aquel a quien confesó Pedro; pues no se le dijo: 'Tú eres piedra', sino: 'Tú eres Pedro'; la piedra, sin embargo, era Cristo. De estas dos opiniones, que el lector elija cuál es más probable". Eso dice él. Por tanto, Agustín no cree que sea una blasfemia, como opina Calvino, afirmar que la Iglesia está edificada sobre Pedro.

Añadiré que Agustín fue engañado por su ignorancia de la lengua hebrea. Pues su argumento (como indica aquí) es que no se le dijo: "Tú eres piedra", sino "Tú eres Pedro". De ahí que pensara que Pedro no era la piedra, porque creía que "Cefas" no significaba piedra, sino algo derivado de la piedra, como si dijéramos "petrino" o "petráceo", de la misma manera que "cristiano" no significa Cristo, sino algo derivado de Cristo. Por lo tanto, como la Iglesia debe estar edificada sobre la piedra y no sobre algo "petráceo", Agustín pensó que la piedra no debía entenderse como Pedro, sino como Cristo. Pero si hubiera advertido que "Cefas" no significa otra cosa que piedra, y que el Señor dijo "Tú eres piedra", no habría dudado de la verdad de nuestra opinión.

La CUARTA opinión que queda, la cual es común entre casi todos los luteranos, parece poder ser confirmada por los testimonios de los antiguos Padres.

En efecto, HILARIO en el libro 6 sobre la Trinidad dice: "Sobre esta piedra de la confesión, se edifica la Iglesia". Y añade: "Esta fe es el fundamento de la Iglesia, y por esta fe las puertas del infierno son débiles contra ella. Esta fe posee las llaves del reino celestial, etc." AMBROSIO, en el libro 6, capítulo 9 sobre Lucas, dice: "El fundamento de la Iglesia es la fe". CRISÓSTOMO en la homilía 55 sobre Mateo dice: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, es decir, sobre la fe y la confesión". Lo explica de la misma manera en la homilía 83 sobre Mateo. Asimismo, CIRILO en el libro 4 sobre la Trinidad, exponiendo este pasaje, dice: "Creo que el Señor no llamó piedra a otra cosa que a la inconmovible y firmísima fe del discípulo".

ILLIRICO añade: "Si la Iglesia hubiera sido fundada sobre Pedro, y no sobre la confesión de la fe, habría caído inmediatamente. Pues Pedro poco después cae en la cuestión de la pasión del Señor, y cae en el mismo capítulo 16 de Mateo, donde se le dice: 'Apártate de mí, Satanás, eres un escándalo para mí, porque no piensas en las cosas de Dios'. Además, negó a Cristo tres veces, y no sin gran maldición, en Mateo 26".

RESPONDO: La fe o confesión puede ser considerada de dos maneras. Primero, de forma absoluta, en sí misma y sin relación con la persona de Pedro. Segundo, en relación con Pedro. En el primer sentido, los adversarios parecen querer decir que la fe es el fundamento de la Iglesia, pero ciertamente se equivocan.

Porque si ese fuera el caso, el Señor no habría dicho: "Sobre esta piedra edificaré", sino "ya estoy edificando" o "ya edifiqué mi Iglesia". Pues muchos ya habían creído que él era el Hijo de Dios vivo, como los antiguos profetas, la Virgen María, Simeón, Zacarías, Juan Bautista, los apóstoles y los demás discípulos.

Además, la fe tomada de manera absoluta ciertamente puede decirse correctamente que es el fundamento de la justificación y de todas las virtudes, como dice AGUSTÍN en el Sermón 22 sobre las palabras del Apóstol: "La casa de Dios se funda creyendo, se levanta esperando, y se perfecciona amando". Pero la fe no es propiamente el fundamento de la Iglesia. Porque el fundamento y el resto del edificio deben ser del mismo tipo. La Iglesia, siendo una congregación de hombres, como piedras vivas, debe tener también como fundamento a una persona, no a una virtud.

Finalmente, el pronombre hanc ("esta") muestra claramente que la piedra no puede entenderse de manera absoluta como la fe. Pues se refiere a la piedra mencionada inmediatamente antes, y lo que se había dicho inmediatamente antes no era la fe, sino Simón: "Tú eres piedra, no fe". Por tanto, debe entenderse la fe de Pedro, y no como de un hombre privado, sino como pastor de la Iglesia, como el fundamento. Lo que coincide con lo que hemos dicho hasta ahora, que Pedro es el fundamento.

Pues se dice que la fe de Pedro es el fundamento de la Iglesia por dos razones. PRIMERO, porque debido al mérito de esa fe, Pedro consiguió ser el fundamento de la Iglesia, como lo exponen Jerónimo, Hilario, Crisóstomo y otros en este pasaje. SEGUNDO, porque Pedro es principalmente el fundamento de la Iglesia en cuanto que su fe no puede fallar, y él debe confirmar y sostener a todos los demás en la fe. Así le dice el Señor en Lucas 22: "He rogado por ti, para que no falte tu fe, y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos".

Así que, en razón de su fe indefectible, Pedro es la piedra firmísima que sostiene toda la Iglesia. Decir que la Iglesia está fundada sobre Pedro y sobre su fe es lo mismo, y así lo han dicho los Padres citados. Porque San HILARIO en el lugar citado, después de haber dicho que la fe de Pedro es el fundamento de la Iglesia y que recibió las llaves del reino, añade acerca del mismo Pedro: "Mereció el lugar eminente, por la confesión de su bienaventurada fe". Y un poco después: "Por esto tiene las llaves del reino de los cielos, por esto sus juicios terrenales son celestiales, etc."

Así como dijo que la fe es el fundamento y tiene las llaves, ahora dice que Pedro, por su fe, mereció un lugar eminente, es decir, ser cabeza o fundamento y tener las llaves. Y en el capítulo 16 de Mateo, dice claramente sobre Pedro: "Oh feliz fundamento de la Iglesia en la proclamación de su nuevo nombre".

De manera similar, AMBROSIO, en el libro 6, capítulo 9 sobre Lucas, dice que la fe de Pedro es el fundamento de la Iglesia, y en el mismo lugar añade: "Tampoco negó a su discípulo la gracia de este nombre, para que también él fuera Pedro, y que de la piedra tuviera la solidez de la constancia, la firmeza de la fe".

CRISÓSTOMO, en ambos pasajes citados, al explicar qué significa edificar la Iglesia sobre la confesión de Pedro, introduce al Señor diciendo: "Sobre ti edificaré mi Iglesia".

Finalmente, CIRILO, en el pasaje citado, no dice que cualquier fe sea el fundamento, sino la inconmovible y firmísima fe de San Pedro, y en el libro 2, capítulo 2 sobre Juan, escribe que el mismo Pedro es la piedra sobre la cual está fundada la Iglesia.

En cuanto a lo dicho por ILLIRICO, respondo primero con Jerónimo en su comentario sobre este capítulo, que Pedro, cuando escuchó "Apártate de mí, Satanás" y cuando negó a Cristo, aún no era el fundamento. Pues en este pasaje, Cristo le prometió lo que le daría después de su resurrección. Añadiré que Pedro no se equivocó en cuanto a la fe, sino que simplemente ignoraba algo cuando escuchó "Apártate de mí, Satanás", y cayó en la caridad, pero no en la fe, cuando negó a Cristo. Esto lo hemos enseñado anteriormente en el tratado sobre la Iglesia.