5, 2a
Yo dormía, pero mi corazón velaba. Escucha, mi amado golpea.
Porque el amor es más fuerte que el sueño, y porque, aún dormida, ella no se aleja del novio. Ella está pronta en cualquier situación. Su amor no conoce ninguna perturbación, sobrevive a todo, también al sueño. Su amor es como un centinela que vela sobre ella, que también cumple su servicio cuando ella duerme.
Y ella percibe la llamada del novio. Sabe de inmediato que es él. Su golpear es único y el amor de ella no puede equivocarse, lo reconoce
En el caso de la Iglesia debería suceder lo mismo. Sería hermoso si ella percibiera el golpear del Señor aún al dormir, en tiempos en que no acontece nada extraordinario. Aquí es delineada una Iglesia ideal, no la realizada sino aquella a realizar.