CAPÍTULO IV: Sobre el cálculo de las onzas

Conocer también la división de las onzas, que no es menos adecuada para los tiempos y otras cosas que para el cálculo de monedas, es un invento nada despreciable. Dado que tanto las historias dispersas por doquier como la misma Sagrada Escritura las utilizan, nos hemos preocupado de adjuntar brevemente sus nombres y figuras.

Libra, o As, o Assis, doce onzas. Deunx, o Labus, once onzas. Decunx, o Dextans, diez onzas. Dodrans, o Dodras, nueve onzas. Bes, o Bisse, ocho onzas. Septunx, o Septuns, siete onzas. Semis, seis onzas. Quincunx, o Quinquus, cinco onzas. Triens, o Treas, cuatro onzas. Quadrans, o Quadras, tres onzas. Sextans, o Sextas, dos onzas. Sexcunx, o Sescuncia, una onza y media. Uncia, veinticuatro scrupuli (scrúpulos). Semuncia, doce scrupuli (scrúpulos), es decir, la tercera parte de una onza. Dos sextulae, o sesclae, ocho scrupuli (scrúpulos). Sicilicus, seis scrupuli (scrúpulos). Sextula, o Sescla, cuatro scrupuli (scrúpulos). Dimidia sextula, o Sescla, dos scrupuli (scrúpulos). Scrupulus, seis siliquae (siliquas).

Estas (digo) palabras de peso, o caracteres, no solo se utilizan para medir dinero, sino que también son adecuadas para medir cualquier tipo de cuerpo o tiempo. De ahí que se haya establecido la costumbre o regla de que en el cálculo de cuentas, los niños cambien uno y dos, más a menudo por as y dipondio (dipondio), respectivamente: de igual manera, tressis, quartussis, quincussis, sextussis, septussis, y otros similares, como si representaran tres ases, o cuatro ases: y de la misma manera, muchos de los números siguientes. Por lo tanto, si deseas dividir una hora, un día completo, un mes, un año, o cualquier otro período de tiempo mayor o menor en doce partes, la duodécima parte es una uncia: las once restantes se llaman deuncem. Si divides en seis, la sexta parte es un sextans: las cinco restantes se llaman dextans, o (como otros dicen) distas. Si divides en cuatro, la cuarta parte recibe el nombre de quadrans: las tres restantes se llaman dodrans. Y esta regla de disciplina se resuelve, lo que confunde a muchos inexpertos: porque Felipe, al describir en su exposición del bienaventurado Job que la marea del océano viene dos veces al día, añadió que esto ocurre después de haber transcurrido el dodrans de la hora equinoccial, llegando más tarde sin interrupción, ya sea de día o de noche. Además, si deseas dividir algo en tres, la tercera parte se llama triente, y las dos restantes se llaman bissem. Si divides en dos, la mitad se llama semis. Así también con las demás, que se pueden aprender y enseñar mejor mediante la palabra hablada que mediante el estilo escrito.

Asimismo, en cuanto a los cuerpos, ya sea que necesites dividir un millar, un estadio, un jugerum, una pértiga, o incluso un codo, un pie o una palma, lo harás según la razón mencionada. Finalmente, en el Éxodo, la mitad de un codo se llama semis, según narra Moisés, que el arca de la alianza tenía dos semis codos de longitud, y un codo y semis de altura. Y en el Evangelio, la cuarta parte de todo el cuerpo mundano, es decir, la tierra, se considera mística con el nombre de quadrans, cuando al pecador se le dice al enviarlo al castigo: "No saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante", es decir, hasta que expíes los pecados terrenales, como explica el bienaventurado Agustín: «Esto es lo que el pecador escuchó: "Eres tierra, y a la tierra volverás."» La cuarta parte de los miembros distintos de este mundo, y la última, se encuentra en la tierra, comenzando desde el cielo, contando el aire como segundo, el agua como tercero, y la tierra como cuarto. También en la exposición donde está escrito: "Era la preparación de la Pascua, como la hora sexta," recuerda esta disciplina, diciendo: «No era ya la sexta completa, sino como la sexta,» es decir, la quinta había pasado, y algo de la sexta había comenzado; pero nunca dirían: Quinta y cuadrante, o quinta y triente, o quinta y semis, o algo similar.