CAPÍTULO LXV: Sobre el gran círculo de la Pascua

El gran ciclo pascual es aquel que, multiplicando entre sí el ciclo solar y el lunar, se completa en 532 años. Pues ya sea que se multipliquen diecinueve veces veintiocho, o veintiocho veces diecinueve, completan el número 532. De ahí que el mismo gran ciclo decennovenal tenga 28 ciclos lunares, y del sol, que suelen completarse en veintiocho años, tenga 19 ciclos, con 19 veces siete años bisiestos, es decir, 133, embolismos 195 meses solares, veintiocho veces 228, es decir, 6,384, y meses lunares, veintiocho veces 235, es decir, 6,580 días, exceptuando los bisiestos, veintiocho veces 6,935, es decir, 193,180, y añadiendo los bisiestos 193,313.

Cuando este ciclo completa la suma mencionada de meses y días, inmediatamente se revierte sobre sí mismo, restaurando todo lo que concierne al curso del sol o de la luna, siempre con el mismo ritmo con el que pasaron: solo los años de la Encarnación del Señor avanzan en mayor número por su camino cierto, y las indicciones, dondequiera que se lleven en orden, no afectan el curso de los astros, y por lo tanto no alteran el orden del cálculo pascual. Para que esto se aclare más claramente, se ha decidido anteponer el mismo ciclo en orden completo a la presente obra, comenzando desde el año 532 de la Encarnación del Señor, donde Dionisio comenzó el ciclo, y llevando la obra hasta el año 1063 de la misma sacrosanta Encarnación, para que los lectores puedan no solo prever el estado presente o futuro, sino también contemplar con una visión inefable todo el estado pasado del tiempo pascual, y para la elucidación de la lectura antigua, reconocer más claramente todos los años que alguna vez estuvieron en cuestión, cuándo o cómo fueron.