CAPÍTULO XLI: Que también la luna tiene un cuadrante

Entre estas consideraciones, el calculador debe recordar que la luna del mes de febrero tiene 29 días en los demás años, pero en el año bisiesto debe contar 30, ya sea que el día adicional ocurra antes o después del intercalado del cuadrante. Con esta adición de un día, el año lunar se completa con 355 días si es común, y con 385 días si es embolismal. Es evidente que el cuadrante del que hablamos no solo se refiere al curso del sol, sino también al de la luna, porque si niegas acomodar el cuadrante a la luna, pero en el año bisiesto ajustas el mes lunar de febrero a la misma cantidad que antes solías, sucede que la decimocuarta luna pascual de ese año llega un día antes de lo que debería. Por lo tanto, el cálculo pascual se desestabiliza, y el curso de todo el año tambalea, y el estado siempre inviolable del ciclo decennovenal se ve cada vez más perturbado y trastornado. Por eso es necesario que, siguiendo la razón del cuadrante, en el cuarto año, que llamamos bisiesto, en la misma línea del sexto día de las Calendas de marzo, por ejemplo, recordemos poner el tercer y cuarto día de la semana, así como también computar la luna, por ejemplo, el tercer y cuarto día simultáneamente: siempre con esta diligencia vigilante, para que cuando hayamos hecho que la luna del mes de febrero tenga un día más de lo habitual, en los días de las Calendas de marzo, excepto solo en el undécimo año del ciclo decennovenal, la luna conserve la misma edad que solía tener. Y es por eso que especialmente aconsejamos dar el cuadrante a la luna, para que no, siendo mayor de lo habitual en las Calendas de marzo, desvíe el curso establecido de la observancia pascual de su camino recto. Sin embargo, en cuanto a qué partes del tiempo y cuántas se añade el mismo cuadrante lunar, requiere una mayor investigación; porque con el mismo cuadrante, también la frecuente interrupción de los embolismos y la razón del salto, impiden que se pueda discernir claramente toda la medida del curso lunar.