Epístola 131: R131: Preboste G. von St. Viktor in Mainz a Hildegard von Rupertsberg

Preboste de San Víctor a Hildegarda. Hildegarda, espejo de la contemplación divina:

G., el despreciado por el pueblo y preboste de San Víctor en Maguncia, si es que tienen algún valor los suspiros de un corazón contrito y humillado, atraído por la bondad de vuestra reputación y animado a la esperanza de salvación desde la profunda iniquidad, me atrevo, con un espíritu de piadosa presunción, a exponer y lamentar mis miserias ante vuestra bondad, y a buscar de vos auxilio y consejo.

Cuántas miserias he caído, cuánta vergüenza y confusión he soportado, cuántas lágrimas he derramado, apenas puedo expresarlo con palabras. Pero no es de extrañar, pues cuando mi alma y cuerpo se vieron contaminados por tantos crímenes e inmundicias, el justísimo y benignísimo juicio de Dios —si es que es lícito decirlo— consideró que era digno de corrección divina, aunque no merecí en absoluto las penas que le siguieron. Pues muchas veces he caído en la abominable iniquidad tanto en hechos como en pensamientos, lo cual vos, señora, conocéis mejor por la revelación del Espíritu Santo. Por ello, no todo se lleva a cabo correctamente en mi alma, y no es necesario escribirlo todo. Pues el Espíritu os enseña todas las cosas.

Así que, arrojado a los pies de vuestra santidad, siendo yo polvo y ceniza, con la más humilde devoción os pido que invoquéis sobre mí al Consolador y Libertador de nuestras almas, y me hagáis saber si hay esperanza de salvación para mí, si estoy predestinado para la vida o previsto para la muerte. Pero os ruego que esta presunción no se considere como una insensatez de mi parte. Además, que el ]Espíritu Santo, que habita en vos, os conceda, según mi fe y humildad, responder a todos mis deseos.

Que estéis bien.