Epístola 162: R162: Hildegard von Rupertsberg a Sophia von Kitzingen

Respuesta de Hildegard.

Oh Sophia, en la visión mística te digo: ¡Que tu alma sea fortalecida por Dios! En la recta aspiración que toca a Dios. Es bueno para ti llevar la carga de tu trabajo, que has asumido en Dios. Así, si las ovejas quieren escuchar la advertencia de Dios a través de tu enseñanza, y si alguna chispa brilla en ellas, ¡no las abandones! No permitas que el ladrón las arrebate. Que tu alma brille en Dios, y que tus días ardan en el fuego del Dador. Confía en el Señor y sé diligente por ti y por tus hijas, según el precepto de Dios y la devoción que Dios te ha dado y te da en el abrazo de su caridad. Porque este mundo debes tenerlo en tu corazón como un peregrino. ¡Que Dios te ayude a que te conviertas en una piedra viva en la Jerusalén celestial!