Epístola 174: R174: Hildegard von Rupertsberg a Abadesa H.

Respuesta de Hildegarda.

Oh hija de Eva, en una verdadera visión se me ha enseñado lo siguiente: Quienquiera que haga esto, es decir, quien abandona los deseos de su cuerpo, se asemeja a Abraham, que dejó su patria, y al hombre sabio que construye su casa sobre la roca. Porque aquel que en esta vida terrenal cultiva otra vida, se demuestra que tiene una vida angélica, ya que la tempestad de este mundo no lo conmueve, ni se desploma ante los terrores del engaño diabólico. Así como Abraham dejó su patria y obedeció los mandamientos de Dios, así también este abandona sus deseos carnales y obedece los preceptos de Dios a través de limosnas, oraciones y otras buenas obras.

Pero es necesario prever que el hombre sea firme en estas buenas acciones, para que no sea seducido por el diablo, quien engañó al primer hombre y lo despojó de su gloria. En todas sus buenas obras, también debe obedecer las enseñanzas de los jueces celestiales, cuyas lenguas se han convertido en las llaves del cielo. Que Dios complete la victoria de esta batalla en ti, para que seas alabada por los ángeles y los santos se regocijen por ello, y para que también tú seas recibida en los gozos eternos.