Epístola 97: R97: Preboste R. von Zwettl a Hildegard von Rupertsberg

Preboste de Zwettl a Hildegarda.

A la santa y venerable madre, Hildegarda. R., siervo de los siervos de Dios en Wetel, para ver al Rey de reyes en su belleza en la tierra de los vivientes. La gracia de Dios en tus labios, manifestada por el Espíritu dado a ti para la utilidad de muchos, prueba que has recibido el Espíritu de sabiduría e inteligencia, quien es de Dios y es Dios. Este Espíritu sopla donde quiere, y tiene misericordia de quien quiere y endurece a quien quiere.

A sabiendas de esto, me ha complacido consultar tu prudencia con esta carta, es decir, invocar al Espíritu Santo, autor de tu prudencia, para disipar la oscuridad de mi mente a través de ti. Porque llevo una carga pesada, a saber, el oficio de cuidado pastoral, que llevar hasta el final es difícil y laborioso para mí, ya que no soy digno por el mérito de mi vida ni por la doctrina de la sabiduría. Sin embargo, dejarlo sería igualmente peligroso.

Por lo tanto, suplico a tu santidad que en esta fluctuación consueles mi pusilanimidad y te dignes a escribirme lo que al Espíritu Santo le plazca revelarte sobre este asunto.

Adiós.