Epístola 93: R93: Abad W. von Bouzonville a Hildegard von Rupertsberg

Abad de Bouzonville a Hildegarda.

Por la gracia de Dios, VV., aunque indigno, abad de Bouzonville, a Hildegarda, su muy querida y consagrada virgen a Dios, lo que es más feliz en la vida eterna.

Dado que en las tormentas de tribulaciones, la gracia de Dios te ha concedido ser un puerto de salvación para todos los que a ti acuden, nosotros, en peligro, no dudamos en extenderte nuestras manos suplicantes. Por lo tanto, con esta carta te informamos que nuestra iglesia, que por la misericordia de Dios ha sido mantenida en gran honor durante muchos años, ya por nuestros pecados ha sido salpicada por el detestable rumor de la infamia. Pues algunos de los nuestros, instigadores del mal, sugiriéndoles el diablo, quien siempre está en contra del bien, no cesan de perturbar nuestra casa y a todo el convento con todas las perturbaciones posibles.

Para resumir, la desenfrenada soberbia de ellos ha llevado a que todos digan que nuestros pecados ocultos ya se han hecho manifiestos. Por lo tanto, llevando esta carga de opresión a ti con la esperanza de alivio, humildemente te pedimos que nos escribas alguna palabra de consuelo sobre este asunto. Y ante todo, te rogamos encarecidamente que nos reconcilies con Dios y con los hombres mediante tus oraciones.

Adiós.