Epístola 221: R221: Hermann von St. Martin in Mainz a Hildegard von Rupertsberg

Hermann, el decano, a Hildegarda:

A Hildegarda, reverendísima señora y amadísima madre. Hermann, indigno decano de la iglesia de San Martín en Maguncia, le envía lo poco que es. No es necesario que escriba cuánta veneración siente mi alma hacia su santidad, cuánto la amo con sincera caridad, y cuán dispuesto estoy a servirle si se digna utilizar mi humilde servicio. Con cuánto deseo anhelo consolarme frecuentemente con sus escritos, porque el esplendor de la sabiduría divina, que la ilumina interiormente, le revela estas cosas. Tenía la intención de visitarla y consolarme con sus palabras, pero he sido impedido por la debilidad de mi cuerpo y, por el momento, no puedo ir. Sin embargo, cuando se presente la oportunidad, si Dios lo permite, la veré y preguntaré de viva voz lo que ahora no puedo consultar por escrito. Mientras tanto, le ruego, amadísima madre, que ore por mí al Creador y Redentor nuestro, para que ordene nuestras vidas de tal manera que le complazcamos en todo. También le ruego que, si necesita algo de mi servicio, lo mande según lo que le parezca. Y deseo nuevamente consolarme con sus escritos, a través de este portador. Que Dios la conserve y se digne iluminarla siempre con su Espíritu Santo. Con todos los deberes de veneración, le saludo, beatísima madre.