Epístola 193: R193: Abadesa I. von Dietkirchen a Hildegard von Rupertsberg

La abadesa de Didenkirchen a Hildegarda:

A Hildegarda de San Ruperto, maestra iluminada por la gracia de la divina luz, I., abadesa de Didenkirchen junto a Bonn, aunque indigna, os envía un pequeño tributo de oración persistente y el servicio debido con perseverancia. Confiando en vuestra piedad y humildad tan grande, he enviado al portador de estas cartas con la esperanza de que, si es posible y no ofende a los ojos de vuestra piedad, me enviéis algunas palabras de consejo que edifiquen mi alma y me den confianza en Dios. Madre amadísima, os ruego que me enviéis una breve respuesta.

En un tiempo oportuno me prometisteis fortalecerme con estos consejos mientras estabais presente. Además, aunque no me atrevo a pedir más, me valdré de las palabras de la cananea que respondió al Señor en el Evangelio, diciendo que incluso los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. Con la misma devoción y fe, os ruego nuevamente que, de la mesa de vuestra visión, es decir, de las muchas maravillas que frecuentemente veis, añadáis algo a lo ya mencionado, lo cual deseo profundamente.

Recordad que recientemente os envié un pergamino por esa razón. Sin embargo, en la medida de nuestras posibilidades, suplicamos y rogamos a Dios que la buena obra que ha comenzado en vos, la complete con su bondad gratuita en un final perseverante.