Epistola 17: R17: Hartwig I von Bremen a Hildegard von Rupertsberg

Hartwig, arzobispo de Bremen. Hildegarda.

A Hildegarda, maestra de San Roberto en Cristo, Hartwig, arzobispo de Bremen, y hermano de la abadesa Richardis, con la obediencia que es como la de una hermana y más que una hermana. Te notifico que nuestra hermana, mi hermana, en cuerpo mía y en alma tuya, ha recorrido el camino de toda carne y ha despreciado el honor que le había conferido mientras yo iba al rey terrenal, obedeciendo al rey de los cielos, su Señor. Ella confesó santamente y piadosamente, fue ungida con el óleo santo después de la confesión y, habiendo recibido plenamente la cristiandad, deseó con todo su corazón y con lágrimas volver a tu claustro. Se encomendó al Señor por medio de su madre y Juan, y firmada tres veces con la señal de la cruz, confesó la Trinidad y la Unidad en perfecta fe, esperanza y caridad en Dios. Estamos seguros de ello. Falleció el 29 de octubre.

Por lo tanto, te ruego, si soy digno, que la ames tanto como te amó a ti y, si en algo parece haber faltado, no fue por ella sino por mí. Al menos ten en cuenta las lágrimas que derramó por dejar este claustro, de las cuales muchos son testigos, y que, si la muerte no lo hubiera impedido, habría venido a ti apenas obtenida la licencia. Y porque fue detenida por la muerte, sabe que vendré por ella si Dios lo permite. Pero que Dios, el remunerador de todos los bienes, de los cuales ella se alegraba ante Dios y ante mí por todo lo que le brindaste, sola entre todos y sobre todos, tanto parientes como amigos, te recompense aquí y en el futuro según todos tus deseos. Da las gracias a tus hermanas por todos sus beneficios.