Epístola 223: R223: Clérigo M. a Hildegard von Rupertsberg

Un cierto clérigo a Hildegarda:

A la venerable y amadísima maestra Hildegarda, el más apto vaso de la elección divina. M., por la gracia de Dios, lo que soy, le ofrece todo lo que puede valer mi humilde servicio acompañado de oración constante. Con espíritu y mente deseo que se encuentre bien, y en mis devotas oraciones día y noche me postro ante los pies de Dios por el bienestar de todas sus cosas. Queridísima, si la disposición de Dios nos ha separado en esta vida, un vínculo indisoluble de amor nos ha unido inseparablemente. Por eso, le pido reciprocidad en ese amor, que me tenga en su memoria en sus oraciones y que me encomiende a su santo convento. ¿Qué más puedo decir? A su cuidado encomiendo mi alma y mi cuerpo, así como a toda nuestra congregación. Que su bienaventuranza perdure eternamente.