Epístola 73: R73: Kuno von Disibodenberg a Hildegard von Rupertsberg

Abad de San Disibodo. A Hildegarda.

Cuno, abad del monte de San Disibodo, aunque indigno, a Hildegarda, su señora y madre más querida del monte de San Roberto, la gracia de Dios, aunque sea un poco. Porque, impedido aquí y allá por varias ocupaciones, he dejado por algún tiempo de visitarte, saludarte y hablarte. Ahora, aprovechando la oportunidad del tiempo, me encomiendo más atentamente a tus oraciones, pues reconozco con gran dolor que me he deteriorado más en el aumento del delito que en algún progreso de la justicia. Pero puesto que tu santidad ve con el espíritu muchos secretos en Aquel que no falla ni es fallido, te pido que si Dios te ha revelado algo sobre nuestro patrón, el beato Disibodo, me lo hagas saber, para que con mis hermanos podamos rendirle las más devotas alabanzas. Y porque no puedo eliminar la negligencia que hay en mí con ninguna mano de mi capacidad, solicito con devoto corazón tu apoyo y el de las demás hijas de Dios que viven contigo. No solo encomiendo a las oraciones de todos ustedes mi persona insignificante, sino también a los hermanos a mí confiados y nuestro lugar, así como también suelo hacerlo a menudo en persona cuando estoy contigo.