Epístola 49: R49: Konrad III a Hildegard von Rupertsberg

Conrado, emperador a Hildegarda.

Conrado, por la gracia divina, rey de los romanos, a Hildegarda, virgen consagrada a Dios y maestra de las hermanas de San Roberto en Bingen, salud y su gracia. Porque estamos impedidos por la cúspide real y sacudidos por diversas tormentas y tempestades, no podemos visitarte como deseamos, pero no dejaremos de acercarnos a ti con nuestras cartas.

Pues hemos oído que en ti verdaderamente abunda la confesión de la máxima alabanza por la santidad de tu vida inocente y por la magnificencia del espíritu que maravillosamente desciende sobre ti. Por ello, aunque llevamos una vida secular, nos apresuramos a ti, nos refugiamos en ti, y humildemente buscamos el auxilio de tus oraciones y exhortaciones, porque vivimos de manera muy distinta a como deberíamos.

Por tanto, ten la certeza de que, en toda causa y en toda necesidad vuestra, nos apresuraremos a ayudar y estar presentes para ti y tus hermanas en todo momento. Por ello, también encomiendo atentamente a tus oraciones a mi hijo, a quien deseo que sobreviva, así como a mí mismo.