Epístola 164: R164: Hildegard von Rupertsberg a Abadesa R. von Niedermünster in Regensburg

Respuesta de Hildegard.

Oh hija de Dios, en la formación del primer hombre, acércate a tu Padre y míralo de tal manera que cumplas Su voluntad, porque Él te creó. En un tiempo próximo te ha advertido castigándote, y aún te advertirá por alguna razón que veo en ti y que es bueno que evites. Por eso, dirige siempre tu mirada a Dios y manifiéstale todos tus caminos, e imita a la paloma de la piedad. Pues ella da testimonio de cada buena obra y lleva consigo la tristeza del exilio de los trabajos. En esto aprende a tener una mente pura. Y cuando tu mente se mueve inquieta, abarcando muchas cosas que no puede llevar a cabo, permanece en la estabilidad y aprende la moderación, porque la paloma también es moderada y estable. Porque cuando una ira vehemente te fatiga, mira al puro manantial de la paciencia, y la ira se disipará rápidamente, y la tempestad y la ola de agua agitada cesarán, porque la paloma es paciente. Pero cuando estás en el tedio, es decir, cuando el movimiento natural te sacude, considera el exilio de esta vida. Y cuando también suspiras esperando la otra vida, hazlo según la tristeza de la paloma. Recoge todas las cosas útiles de otros buenos hombres y vive según el ejemplo de la paloma, ¡para que vivas eternamente!