Epístola 269: R269: Preboste R. von St. Peter in Trier a Hildegard von Rupertsberg

El preboste de San Pedro y todo el clero de Tréveris a Hildegarda.

R. pecador y preboste de la iglesia mayor de San Pedro, y todo el clero de Tréveris, a Hildegarda, sierva de Dios y conocedora de muchos de sus misterios, que vive devotamente en el monasterio del beato Roberto. Con acción de gracias y con las manos extendidas hacia Dios por ti.

Por la divina permisión se revelan los pensamientos de muchos corazones, nuestros hacia ti por la voluntad divina, te amamos con todo el empeño del cuerpo y con toda la devoción de la mente. Pues sabemos que el Espíritu Santo habita en ti, y que muchas cosas, desconocidas para los demás hombres, te son manifestadas por Él.

Desde que te apartaste de nosotros, cuando durante los días de Pentecostés viniste a nosotros por disposición divina, donde nos predijiste que la amenaza de Dios se cernía sobre nosotros, hemos visto y experimentado muchos daños en las iglesias, muchos peligros para los hombres a nuestro alrededor y entre nosotros. Porque, según el buen consejo que nos diste, hemos descuidado apaciguar la ira del Señor, y si no fuera por la misericordia de Dios que retractó su venganza, quizás habríamos sucumbido en la desesperación ante los mismos peligros inminentes.

Y porque Dios está en ti, y sus palabras suenan en tu boca, te rogamos íntimamente tu amor maternal para que aquellas cosas que nos revelaste entonces de viva voz, nos las transmitas ahora por escrito a través del portador de la presente, para que las generaciones venideras vean tanto la venganza de Dios como su misericordia dirigida hacia nosotros, y reconozcan que tú eres una verdadera y amada conocedora de sus secretos.

¡Que la protección del Señor permanezca siempre sobre ti! Y lo que ha comenzado en ti, lo perfeccione en ti con un buen final.