Epístola 140: R140: Hildegard von Rupertsberg a Hermann von St. Martin in Mainz

Respuesta de Hildegarda.

Las palabras místicas de Dios expresan lo siguiente: Oh, hombre de Dios, a través de la atadura de la ley, Dios te ve en la oscura inconstancia de algunas obras. Sin embargo, desde lejos percibes, como en un pensamiento, una luz que comienza a salir, una luz resplandeciente. Corre, pues, para hacer buenas obras sin la contumelia de la duplicidad, es decir, sin tener un sonido en la boca y otro en el corazón.

Considera también que Dios te ama cuando haces el bien, pues Él extiende hacia ti las manos de su protección, pero tú eres débil y huyes. Por lo tanto, ten cuidado de no esconderte de esa protección, no sea que Dios te golpee con su vara, porque Él te busca. Los caminos que deseabas recorrer no los previste correctamente cuando ascendiste al cielo. Pero ahora te encuentras sacudido en dos direcciones: por la permisividad de Dios y por las artimañas diabólicas. Y Dios te deja un lazo suelto para que reconozcas lo que eres. Sin embargo, no caerás completamente en el abismo de la tristeza.

Ahora, ora y confía en que Dios no te abandonará, y pronto la aurora llegará a ti en liberación.