Epístola 176: R176: Hildegard von Rupertsberg a Abadesa S. von Widergoldesdorff

Respuesta de Hildegarda.

El hombre que es tal en la sabiduría que puede sostener el cielo, vale mucho, y en él reside un gran don de Dios. Este es el sentido: Ningún ser humano debe huir si tiene la capacidad para sostener con la vara de Dios la congregación de los santos. Oh hija de Dios, que el don de Él te inspire esto: que lleves cuidadosamente su luz.

Porque existe una cierta naturaleza en el ser humano que, en su primer origen, asciende como humo, y esta trae consigo dolor y amargura, a la que se unen muchos pensamientos, miedo y duda. ¡Este es tu martirio, hija! Y en él soportas angustia, temor y dolor en la equidad de la vida. Sin embargo, en esta parte, muchos santos llegan a Dios como mártires. Por eso, confía en Dios, porque no te abandonará, y que el Espíritu Santo alivie tu dolor.