Epístola 37: R37: Gottfried von Rhenen a Hildegard von Rupertsberg

Obispo de Utrecht a Hildegarda.

Gottfried, por la gracia divina, obispo de los habitantes de Utrecht, a su única, singular, especial hermana Hildegarda, maestra de las hermanas de San Roberto, saludos de aquel que manda la salvación en Jacob. Queridísima hermana, desde que primero comencé a amarte en la caridad de Cristo, tu memoria, más dulce que la miel y el panal, nunca ha podido desaparecer de mi mente.

Me impulsa a amarte la virtud de Dios que habita en ti, que obra a través de ti, y que te hace más íntima con ese Esposo que eternamente salva a todos los que esperan en Él. Y dado que la caridad se ha difundido en tu corazón, te ruego, por la caridad que abunda en ti para todos, que con toda diligencia y esfuerzo te esmeres en suplicar a Dios por mí, para que en este mundo merezca ser aliviado de las cargas de mis pecados. Que el Señor te lleve allí donde está la feliz eternidad, la eterna felicidad, la gozosa tranquilidad, la alegría sin fin.

Así como el sediento desea la fuente, así deseo tu respuesta.