Epístola 177: R177: Hazecha von Krauftal a Hildegard von Rupertsberg

Hazecha, abadesa de Krauftal, a Hildegarda.

A Hildegarda, sabia administradora de la casa del Altísimo Padre de familia. Hazecha, humilde e indigna abadesa de Krauftal, [envía] materna veneración, devoción filial y el amor con el que estamos unidas en Cristo.

Después de haber merecido, con la ayuda de Dios, ser aliviada por la presencia tan anhelada y la amable conversación de vuestra parte, he descansado un poco de la pequeñez de espíritu y de la tormenta anterior. Y, dado que no dudo de que vuestras palabras no proceden del ingenio humano, sino de la verdadera luz que os ha iluminado más que a otros seres humanos, he postergado un poco más la realización del consejo que propuse seguir.

Deseo que sepáis, señora y carísima hermana, que así como antes deseaba mucho veros, no menos aún lo deseo ahora, y aunque no pueda en cuerpo, siempre estoy con vos de corazón. Y como es cierto que el amor está en vos, y vos permanecéis en el amor, os ruego por medio de él que no dudéis en escribirme lo que la luz viva, a través de su espíritu, os haya revelado de mí que sea digno de corrección o amonestación.