Epístola 62: R62: Hildegard von Rupertsberg a Abad E. von St. Anastasius

En respuesta a la carta del abad de San Anastasio, de Hildegarda:

El que es dice a ti, oh hombre: Tu mente se eleva deseosamente a través de la opinión de buenas obras y te alzas en alto, deseando más de lo que haces. Pero a veces tu propia mente te engaña examinando tus causas, diciendo: "Estas son las mejores", aunque no las realizas en el presente. Por lo tanto, rechazas esa causa que tienes en tu mano y en tu propósito. Así que, perfecciona el sustento de tu rebaño y dale instrucciones, es decir, proporcionando la vara del maestro y luego exhibiendo el ungüento del médico, porque es más útil para ti vigilar en este trabajo, enseñando a otros en la sumisión de tu ministerio, que ejercitarte en tu propia voluntad.

Pues si cedes al tedio, el tedio te rodeará, de modo que tu mente se secará. Por lo tanto, vigila sobre tu rebaño, proporcionándole los buenos ejemplos que tu alma desea, para que tu mente no sea llevada a la burla. Porque aquel que está en lo alto y clama en el valle, a veces no sabe a dónde va en ninguno de los dos. Por ello, mantente en humildad, de modo que con la ayuda de Dios practiques las buenas obras que has comenzado, y permanece en los pasos de Cristo. No te engañes a ti mismo, y vivirás eternamente.